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Yo cargué el cadáver: así recordaron los 20 años del asesinato del padre José

Chalán. Adolfo Álvarez Sierra , uno de los primeros en llegar a la escena y quien en compañía de ‘Ernestico’ Méndez levantó el cuerpo sin vida del sacerdote José Luis Cárdenas Hernández, recordó aquella triste mañana del jueves 17 de octubre de 2002 en Chalán, día en que guerrileros del extinto frente 35 de las Farc, asesinaron a pocos metros de su casa, al párroco.
A esa hora, 6:00 de la mañana, Adolfo tomaba un baño, cuando escuchó los tiros, algo que para ese entonces, hacía parte de la cotidianidad de los chalaneros.
“Salí del baño y por un balcón que hay en la casa me asomé con mi hermano, vimos el cuerpo tirado en la calle, pero no sabíamos quién era, solo que llevaba un portafolio en una mano y en la otra un bollo dulce”, precisó Adolfo.
Para ese entonces no había curiosos, si alguien se acercaba al muerto, era porque se trataba de un familiar o alguien muy cercano.
“Mi hermano y yo pensamos que se trataba de algún hijo de la señora Ana, que vive al lado de mi casa, entonces decidimos bajar para confirmar. Al acercarnos, me percaté que se trataba del padre José, En ese momento quedamos fríos, porque lo que decíamos era que si habían matado al cura, que se esperaba para el resto del pueblo”, confesó Adolfo.
En ese momento, los que presenciaban la escena, se trasladaron inmediatamente a hechos ocurridos 6 años atrás, cuando con un burrobomba ‘volaron’ la Estación de Policía, la comunidad no salía del asombro de que la barbarie siguiera reinando en su pueblo.
Hoy, como cada año, honrarán con una misa y otros actos, la memoria del padre José
“Nadie se atrevía a moverlo, entonces Ernestico y yo lo levantamos, lo montamos en una de las camillas del centro de salud y lo llevamos a la casa cural. Muy poco tiempo pasó cuando sus familiares en Ovejas se enteraron y vinieron en un ‘Willy’ a recogerlo. Pusieron una sábana en el platón del carro, ahí lo subieron y se lo llevaron a su pueblo”, rememoró con nostalgia Adolfo.
Para ese entonces el padre José tenía la misma edad a la murió Jesucristo, residía en el barrio La María, en Ovejas, pueblo en el que tres días antes de su muerte Adolfo se encontró él.
“Eso fue el lunes 14, era el último día del Festival de Gaitas, nos encontramos en el parque, charlamos un rato. Nosotros nos conocíamos desde el 1991, cuando empezamos a hacer el seminario juntos, pero yo a los tres meses me retiré, él siguió y se ordenó como sacerdote, pero siempre en las misas que hacía en Chalán, yo lo acompañaba cantando, eso lo hago todavía”, rememoró Adolfo.
Años después por información suministrada por las autoridades, los medios de comunicación conocimos que el padre José fue asesinado por Elkin Manuel Casares Sierra, miliciano de las Farc, al que 10 años después del crimen, el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Sincelejo condenó a la pena de 32 años de prisión. El asesinato fue ordenado en retaliación porque el sacerdote había evitado a una tropa de Infantería de Marina ser víctima de un atentado de esta guerrilla. Ni antes ni después, se había registrado un hecho de tal proporción en Montes de María.
Adolfo recuerda que esa mañana, el padre José se dirigía a desayunar donde la señora Ana Dolores Blanco de Huertas, como lo acostumbraba a hacer. Después de lo ocurrido, Chalán estuvo varios meses sin sacerdote, pero Adolfo, respaldado por la firma de muchos de sus coterráneos, solicitó al obispo, que se ordenara un nuevo sacerdote para su pueblo, es así como llegó el padre Geovanny Navarro Álvarez, natural de San Pedro y quien actualmente está en la parroquia del municipio Buenavista.
Adolfo concluye que Dios permitió la muerte del padre José para salvar otras vidas, pues, después de su homicidio la seguridad en el pueblo se reforzó, truncando asesinatos selectivos.
Autor: El Meridiano