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Yavé, un Dios presente (II)

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27 de ene. de 2023

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Por: Selma Samur de Heenan.

La semana pasada mencioné tres importantes manifestaciones de Dios que se encuentran detalladas en el Antiguo Testamento. Hoy esbozaré otras tantas que cronológicamente se sucedieron, todas ellas para glorificarse con el cumplimiento de sus promesas.

El Maná caído del Cielo:
Un mes después de salir de Egipto, los israelitas se quejaban de hambre y recordaban con añoranza la comida que tenían siendo esclavos. El Señor le prometió a Moisés que haría llover alimento para todos y así lo hizo. Les envió por la mañana un rocío llamado maná, que al secarse servía para hacer el pan y en la tarde hacía caer codornices del cielo para que tuvieran carne.

La serpiente en un mástil:
Los israelitas murmuraron contra Dios y Moisés, porque estaban aburridos de comer siempre la misma comida sin gracia, pese a que había sido un regalo del cielo. Entonces, la mordedura de una gran cantidad enorme de serpientes causo la muerte de muchos y clamaron a Yavé arrepentidos, rogando que los salvara. En respuesta, ÉL ordenó a Moisés hacer una serpiente, ponerla elevada en un asta para que la vieran y pudieran continuar vivos. Y así sucedió, los que eran mordidos miraban a la serpiente de bronce y vivían.

El agua manando de la Roca y dulcificada:
Todas las señales anteriores no fueron suficientes para este pueblo que seguía quejándose y reclamando por haber sido sacado de su esclavitud. La gente tenía sed y vociferaba sin tregua. El Señor le dijo a Moisés: «Toma la vara y reúne a la asamblea. En presencia de esta, tú y tu hermano le ordenaréis a la roca que dé agua. Así haréis que de ella brote agua, y daréis de beber a la asamblea y a su ganado».
Se hizo tal como el Señor se lo había ordenado y brotó el preciado líquido en abundancia.

Con relación al agua, sucedió otro milagro cuando al llegar a un lugar llamado Mara, se encontraron con fuentes de agua amarga que no pudieron beber, lo que ocasionó que volvieran a murmurar contra de Moisés, quien clamó al Señor en busca de una respuesta, que llegó cuando ordenó echar al agua un pedazo de madera que de inmediato la volvió dulce.

El Señor le anunció la muerte a Moisés y le pide que disponga lo necesario para que sea Josué quien continúe guiando a su pueblo hacia la tierra prometida. El día en que Dios da la comisión a Josué le dice: “Esfuérzate y sé valiente porque tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré; y yo estaré contigo”

Esta promesa de Dios se cumplió de muchísimas maneras y en diversas pruebas que parecían insuperables. Fue evidente que el Señor acompañaba a su elegido Josué, y a través de él a todos los liberados de la esclavitud de Egipto. Estos podían constatar que Yavé les daba la victoria por encima de cualquier obstáculo o enemigo, porque Josué siempre se esforzó por obedecer valientemente las órdenes del Cielo. Lo que con ejemplos, Dios mediante, detallaremos en la próxima columna.