24 de abril de 2024
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Vocación de maestros: La Seño Alba

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2 de mar. de 2023

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Por José Armando Benítez Tuirán

Antes, ser maestro, no era considerado tanto una profesión ni un oficio, sino una vocación. Quienes se convertían en maestros, lo hacían por un llamado interno que los empujaba a querer enseñar y a mantenerse en constante motivación para hacerlo cada día, llegando a convertirse la enseñanza; en su propósito de vida, en su pasión.

El arte de enseñar, en esos tiempos que ahora nos parecen lejanos, estaba prácticamente supeditado a la voluntad de quien ejercía como profesor, pues se contaba con muy pocos elementos y materiales didácticos para motivar y facilitar el aprendizaje, los recursos educativos eran casi inexistentes más allá de un tablero, un mapamundi y un ábaco.

Es una generación de maestros que prácticamente ha dejado de ejercer, casi todos están jubilados. Y aunque haya que reconocer que la manera en que enseñaron quedó obsoleta, coincidiremos, en que sin ellos se perdió: esa labor de líderes cívicos que ejercían los profesores sobre la comunidad. Los maestros de la veredas y pueblos eran verdaderos guías de la sociedad. Por eso no solo enseñaban, también educaban. Y es que infundir valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad, la ética y la moral, corría muchas veces por cuenta de ellos.

Pero los maestros de antes contaban con el respaldo irrestricto de los padres de familia, hoy en día, en cambio, son cuestionados por cualquier llamado de atención sobre los alumnos, restándoles autoridad sobre sus hijos.

De esos maestros y maestras, ya quedan pocos, la mayoría han fallecido y a otros, el paso inexorable del tiempo les ha puesto en el otoño de sus vidas. Sin embargo, ya retirados, gozan todavía del prestigio de haber ejercido esa profesión. Siguen siendo referentes de sus pueblos. Cuando alguno fallece, la comunidad se resiente por la pérdida de un pilar de la sociedad.

Hace unos días, mi tía la seño Alba Sierra, dijo adiós a este mundo. Era maestra, siempre lo fue, pues quienes han sido maestros por vocación, nunca dejan de serlo. Ella fue el referente de la familia, el espejo en que mirarse, el faro que nos guiaba con sus palabras, pero sobre todo con su ejemplo. Un ser maravilloso que nos inculcó los valores que hoy nos sustentan como personas. Agradezco al cielo por haberme premiado poniéndome como tía, a una persona tan especial. A ella y a toda esa camada de maestros por vocación, Dios les tiene reservado un lugar a su lado.