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La La empresa Cerro Matoso ha cultivado la semilla del emprendimiento y negocios verdes entre varias comunidades vecinas a su operación. Una de estas iniciativas corresponde a los viveros comunitarios, desarrollados por múltiples familias cordobesas.
Con este programa también se busca la preservación de árboles nativos de la región, al igual que el desarrollo y fortalecimiento de capacidades locales y la apropiación social del conocimiento. Mileydis Meléndrez hace parte de la Comunidad Afro Medio Rancho, vecina al proyecto de Queresas y Porvenir de Cerro Matoso en Planeta Rica. Ella es orgullosamente una mujer ambiental, quien tiene claro que la labor que realiza no solo beneficia a su comunidad sino a todo su entorno.
El vivero en el que opera Meléndrez está conformado por diez personas, en las que su mayoría son mujeres rurales, amas de casa y adultos mayores, que gracias a este programa lograron cultivar en su comunidad un propósito de vida.
“Venderle árboles a la empresa Cerro Matoso no es el único objetivo de este vivero, pues más adelante queremos fortalecer los bosques de la región” aseguró Mileydis. Los viveros comunitarios son una alternativa económica para estas comunidades.
Entre cientos de hojas, los viveristas se encuentran orgullosos y agradecidos por la labor que hacen.
Para Arnolys Moreno, una de las productoras del Cabildo indígena Punta Verde y Medio Rancho el impacto que este programa ha tenido en la zona ha sido de gran ayuda, pues ha incentivado a que las personas se interesen por el conocimiento y el cuidado en las plantas promoviendo así también un amplio sentido de pertenencia.
Dentro de los árboles que se cultivan, se encuentran los maderables y frutales, tales como el Orejero, Campano, Tamboli tambolero, Ceiba Tolúa, Guacamayo, Siete Cueros, entre otras especies.
“Para mí ha sido toda una experiencia porque no conocía nada de madera como hasta ahora, hoy en día puedo saber si un árbol está enfermito o qué clase de cuidado necesita, la empresa no solo nos compra los árboles, también nos capacita para poder entregar un buen ejemplar”, manifestó Arnolys.
El compromiso de esta compañía es buscar que sean las mismas comunidades locales las que se encarguen de propagar y sembrar especies de plantas nativas. Estos árboles son adquiridos por emprendimientos comunitarios proveedores de Cerro Matoso, para ser empleados en distintos procesos de restauración y preservación ecológica desarrollados por la empresa.
El corregimiento de Bocas de Uré ha sido uno de los más productivos. A la fecha, la empresa ha adquirido en promedio 400 árboles por entre los más de 70 viveristas del corregimiento, pertenecientes a comunidades indígenas, afro y miembros de Juntas de Acción Comunal, generando una fuente de ingreso para las familias y múltiples oportunidades para el desarrollo de la comunidad.
Con esfuerzo y dedicación entregan sus días al cuidado de estos cultivos, desde que son una semilla hasta que pueden trasplantados a un nuevo suelo.
Sin duda alguna, los viveros comunitarios son programa en el que florecen grandes ideas y se consolidan procesos participativos, convirtiendo a los árboles en sus mejores aliados.