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¡Urgencia inaplazable!

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24 de feb. de 2023

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Por: Samuel Morales Turizo

La niñez es el período de la vida que empieza al nacer el organismo como ser individual, aún no ha adquirido el uso de la palabra y concluye cuando este consigue cierto grado de independencia. La infancia es el escenario más fácil y claro donde se efectúa la lucha entre la naturaleza y la influencia del medio.

La crianza de los niños con ternura, cuidado, recreación, alimentación aceptable y una buena formación, son los pilares fundamentales para que los niños crezcan sanos, creativos, sin agresividad. Lo más placentero para un adulto es observar a un niño sonriente y alegre.

No todo es color de rosa, los niños lloran, sufren, en Colombia son maltratados por sus padres o personas que los tienen a su cargo, por malas notas en el colegio, por derramar alimentos, por caérsele un plato de la mesa, por orinarse en la cama.

Comprometiendo su salud, su desarrollo psíquico y afectivo. Conlleva a frustraciones, carencias afectivas a formas de servidumbres sexuales (incesto-violación).

Lo más visible en lo referente a la infancia urbana es la parte amigable y la seguridad de los niños. Hoy en día los niños necesitan una zona urbana, donde ellos puedan correr, jugar y entretenerse, sin ningún peligro y estén enfocados bajo la premisa de un emprendimiento cultural y con una coyuntura tanto física, intelectual y espiritual. Es posible en esos sitios descubrir a niños talentosos.

La zona urbana es equivalente a distracción o esparcimiento, para que los niños lean, se enamoren de los teatros populares o vean películas o documentales en esos lugares. Lo que les causa una enorme alegría a los niños es encontrarse en esas zonas urbanas: a un payaso callejero. Estos contactos de los niños con la naturaleza son indicadores sólidos de qué manera positiva está funcionando una ciudad y no solo para los niños, sino para todos sus habitantes.

Las ciudades colombianas pueden imitar a la ciudad de Salinas, en California, sufre altas tasas de criminalidad. Para aliviar este flagelo, la comunidad local ha restaurado el Parque Natividad de 26 hectáreas, convirtiéndolo en un lugar, donde los jóvenes puedan encaminarse, para así eludir las pandillas y la violencia. Allí los niños tienen la oportunidad de cuidar la naturaleza y cuidarse entre sí.