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Unidad y desintegración monetaria

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24 de mar. de 2023

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Por: Samuel Morales Turizo.

La globalización de la moneda, su presencia en el comercio internacional, esto no es nuevo o reciente. La historia monetaria tiene que mirarse con la existencia, a través de todas las épocas, de monedas con una circulación universal. Por razones comerciales, así las ciudades griegas de la antigüedad o las ciudades-estados del medioevo: Venecia, Génova, Florencia, aquí el poder imperial, influyó enormemente, la moneda que se movía en el ámbito geográfico se impuso como medio de pago y eran aceptadas y recibidas en las transacciones comerciales. El paso de gigante de los modelos económicos, definitivamente, está en la integración. La unión de los pueblos o de los estados se hace a base de la integración monetaria, regional y política. Un ejemplo del párrafo anterior: es el reconocimiento al euro como moneda única, y hasta ahora el caso más visible en lo que se refiere a la integración económica y monetaria, han transcurrido 29 años que nació por el tratado de Maastricht, la unión económica y monetaria (UEM), suscrito por los países de la Unión Europea.

La aprobación, es decir, la creación de una unidad bancaria en la zona euro, es considerado fundamental para la defensa de la región contra futuras crisis. Ya en el terreno que nos compete, como es nuestro continente. El enemigo número uno, que no permite la cristalización de la moneda única en América Latina, es la falta de integración de sus países. En países de América Latina, así como en otros de similar desarrollo económico, se ha venido dando la dolarización. Panamá, desde 1904, ha utilizado el dólar americano como moneda de curso legal. Un paso más adelante, es la decisión del Ecuador por medio de la cual eliminó su moneda, el sucre, e implantó como moneda única, el dólar estadounidense, en el año 2000. Por el mismo camino siguió el Salvador, a finales del año 2000 decidió la sustitución de su moneda, el colón, por el dólar gringo. Con la unificación de las monedas latinoamericana es posible dolarizarlas. Esta propuesta no es a corto plazo, sino a mediano plazo. Aquí prima que la mayoría de los países latinoamericanos, llamados pobres, son vulnerables al flujo de capitales golondrinas que amenazan la moneda local. La incertidumbre está ahí… latente.