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Una palabra que cambió el rumbo de la historia y el destino del hombre

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9 de dic. de 2022

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Por Valmiro Sobrino Oliveros

Es la palabra libertad entendida como uno de los valores fundamentales de la cultura occidental. Este concepto encuentra su cimentación ideológica en grandes filósofos de la modernidad y la encontramos plasmada en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica en sus artículos 14, 16 y 24.

Tal vez si quisiéramos ahondar más en sus orígenes modernos tendríamos que empezar por Thomas Hobbes en El Leviatán, obra esta que desarrolla los presupuestos teórico-filosóficos de los Estados modernos. Después de él Jhon Loock, Voltaire, Rousseau, Diderot, Hegel y Kant logran esculpir con letras de oro el concepto de libertad y cincelar en la conciencia del hombre occidental en una maravillosa sucesión de postulados teórico-políticos lo que sería después nuestro destino como civilización.

Producto de ese torbellino de ideas libertarias en las que desde Hobbes hasta hoy pincelaron nuestro pensamiento, nuestra ideología y nuestro talante es la Revolución Francesa de 1789 a 1799 que destruye los cimientos de la monarquía absolutista dirigidos por Jean Paul Marat y Georges Jacques Danton e instituye en La Primera República en la asamblea nacional Constituyente Los derechos del Hombre: "Libertad, Igualdad, Fraternidad" y señala que "Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos…".

Cuando nuestras naciones de América iniciaron sus procesos de independencia bebieron en la fuente de la Revolución Francesa y erigieron sus constituciones sobre la idea de democracia que ya estaba sustentada en el principio de libertad como una de las grandes conquistas de la humanidad pues después de la vida la libertad es el segundo derecho que nos eleva a la categoría de seres humanos, pues sin ella no lo seríamos.

El canto a la libertad de Shiller es un resumen sublime de la libertad. Johann Friedrich Schiller pertenecía a aquella época conocida como el clasicismo alemán que compartía con Goethe y había compuesto aquel maravilloso poema titulado "Oda a la Alegría" (1876), que después sería el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven.

Esta sinfonía maravillosa ha sido considerada como un símbolo y un himno a la libertad al punto que fue adaptada como el himno de la Unión Europea y, en el 2001, se inscribió en la Memoria del Mundo de la Unesco para que hiciera parte de la herencia espiritual de la humanidad.