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La generación del 2000, para muchos conocida como la 'Generación de Cristal' no había vivido una locura con la Selección Colombia, tal y como la estamos evidenciando en esta Copa América 2024.
Lo que más se ha acercado fue el Mundial de 2014 en Brasil, donde Colombia, también de la mano de James Rodríguez, alcanzó a llegar a la fase de cuartos de final, donde cayó con el seleccionado de Brasil, en el partido en el que se dio el famoso 'Era Gol de Yepes'.
En 2001, año en que Colombia fue sede y ganó la tan anhelada Copa América, muchos de ellos no habían nacido, otros estaban demasiado pequeños y solo han podido ver la gloria a través de videos, fotografías, crónicas, reportajes e historias de quienes pudimos estar en la gesta más importante del fútbol colombiano.
Esa fue una Copa muy accidentada, que 15 días ante de su inicio se había decidido aplazar para el año 2002, pero a los pocos días se revirtió la decisión y el torneo se haría en el país con algunas ausencias de selecciones y de jugadores, que no quisieron venir a Colombia por la difícil situación de orden público que se vivía. Por ello, hubo selecciones que entraron de suplentes y terminaron de titulares, como Honduras, que llegó a reemplazar a Argentina, que a última hora decidió no asistir. Una vez se dio el pitazo inicial, todos se olvidaron de los problemas que tenía el país y comenzamos a vivir un sueño, que fecha tras fecha se iba convirtiendo en una realidad. Colombia tuvo como sede inicial la ciudad de Barranquilla, donde jugó la fase de grupos y pasó de manera holgada.
En las instancias finales el equipo se paseó por Medellín y llegó a la tan anhelada final en Bogotá, frente al seleccionado mexicano, que al final terminó cayendo ante Colombia con gol del defensor central, Iván Ramiro Córdoba. Y ahí comenzó la locura...
Una desbordada masa de aficionados colombianos se tomó las calles de todas las ciudades y pueblos, celebrando una gesta que parecía imposible en ese entonces, pero que se fue afianzando con el paso de los partidos.
Esa misma locura, euforia, optimismo y esperanza es la que evidenciamos hoy en todo el país, gracias a una selección que nos ha devuelto la confianza y la sonrisa cada vez que sale al terreno de juego. Al inicio de esta Copa América muchos no creían y la razón era que somos los 'Campeones del Mundo de los partidos amistosos' y que en las instancias definitivas siempre nos faltan los cinco centavos para el peso.
Sin embargo, los dirigidos por Néstor Lorenzo se fueron ganando la confianza de todo un país incrédulo e inquisidor, que se viste de técnico para dar alineaciones, hacer cambios y hablar de táctica y sistemas de juego, cuando muchas veces ni un balón han tocado. Colombia supo trabajar cada partido y se preparó con toda la conciencia para cada uno de ellos.
Ganarle a Paraguay resultaba para muchos normal, más porque los guaraníes vienen en crisis y ya los habíamos derrotado en Asunción, durante la fecha de Eliminatorias. La victoria ante Costa Rica también se daba por descontada para muchos, pero la comenzaba a crecer. El partido contra Brasil era la primera prueba de fuego y Colombia, aunque no pudo ganar, salió bien librada y terminó primera en su grupo. No faltó el que dijo que "le tenemos miedo a la camiseta de Brasil".
En cuartos del final, el rival era Panamá y los ánimos se habían encendido en redes sociales por cuenta de periodistas panameños, que señalaron que su selección era tan fuerte y buena como la de Colombia y que los cafeteros no habían ganado nada. El 5-0 sirvió para refrendar la gran diferencia futbolística entre los dos países y de paso construir un ladrillo más en la fe nuestra.
Y el partido que nos puso a soñar fue la semifinal ante el dos veces campeón del mundo Uruguay, 15 veces ganador de la Copa América y con varios de los jugadores de las ligas más importantes de Europa. A ningún libretista de novela colombiana se le habría ocurrido hacer una ruta tan difícil como la que vivió Colombia en los 90 minutos.
Tres salvadas en los primeros 30 minutos, un gol de Jefferson Lerma cuando todo apuntaba al empate y una expulsión de Daniel Muñoz en un momento del partido en el que las cosas parecían de trámite. Y el segundo tiempo...
Ni en la película 300 se vieron los espartanos tan unidos como estaba el bloque de los 10 jugadores colombianos defendiendo ese gol conseguido. Lorenzo hizo 'locuras', porque realizó cambios inesperados, que le dieron resultados. Un aficionado atinó a decir: "Mucho macho ese Lorenzo... Sin Muñoz y sin Ríos, saca James y a Lucho Díaz. Eso es un técnico, lo demás son cacorradas".
Hoy esta generación tiene la oportunidad de vivir y disfrutar de una gesta que puede ser el inicio de la gran generación del fútbol colombiano. Sería un premio al mejor equipo de la Copa América y a un jugador como James Rodríguez, que fue criticado, pero que se levantó de sus cenizas y nos tiene soñando.
¡Vamos Colombia! ¡Vamos carajo!