Ayapel. El que se mete a una corraleja sabe que un toro puede terminar gravemente herido, golpeado o en el peor de los casos, muerto.

Y es que en grave estado de salud está un hombre que  esperaba, seguramente, terminar de buena manera la faena de la segunda tarde de toros en Ayapel, jornada en la que propios y visitantes disfrutaban de los ejemplares de los hermanos García Támara.

Como de costumbre, esta persona de la que no han revelado su nombre, pues de la corneada no ha podido ni hablar, se metió a la plaza a torear, con tan mala suerte que en una de esas faenas el toro lo golpea, lo tira al suelo y empieza con toda su furia a atacarlo hasta destrozarle la cara.

Como pudo, porque hasta los ojos le dejó prácticamente afuera el toro, llegó hasta la orilla del ruedo desde donde pudieron auxiliarlo y de inmediato trasladarlo a un hospital donde recibió atención médica.

Para los conocedores de estas corridas, sino pasa nada más grave, esa tarde de toros podría ser la ganadora, teniendo en cuenta que la frase popular es: "sino hay heridos ni muertos no quedó buena", pues con este, el caso más grave, otras cinco personas resultaron con golpes y heridas de consideración que fueron trasladados a clínicas de Montería y Montelíbano.

Un trabajo grande tendrán que realizar especialistas ante la tragedia que ahora vive dicho herido grave, esto teniendo en cuenta el relato de una asistente a la corraleja: "Me tocó ver como un toro le sacó los dos ojos a un hombre, le desprendió la mandíbula y el hombre aún quedó consciente, estaba ciego y sin poder hablar; su lengua y paladar colgaban chorreando sangre, todo eso mientras miles de personas aplaudían y se empinaba el trago emocionados", relató indignado uno de los asistentes.