Por Luis Manuel Espinosa

José Luis Hereyra Collantes, es un sincelejano nacido en Barranquilla, casado con sinceana. Pero ante todo, un caribe esencial. Gracias a esa influencia telúrica que le brinda la geografía resultó un gran poeta, dado que además es una persona entregada al servicio de sus congéneres. Por ello, también escritor y filólogo. Quien goza igualmente de la propiedad de dominar varios idiomas, lo cual, necesariamente, lo hace un erudito. Desde antes de convertirse en docente, ya había publicado algunos poemas que lo lanzaban al mundo de la lírica, a una nueva lírica, como la calificará, acertadamente, Antonio Mora Vélez, en escrito de presentación que hiciera del poeta, su fraternal amigo, durante su paso por Montería, cumpliendo el periplo poético que se propuso realizar José Luis, por la Costa Caribe colombiana, cometido que aún no ha culminado.

José Luis, con todo haber vivido en otras latitudes, como por ejemplo, Norteamérica, donde realizó estudios en universidades de Nueva Inglaterra, insiste en lo Caribe. No obstante su barranquillerismo, adoptó las tierras de las sabanas de Sucre para vivir. Y desde el corazón de la Sierra Flor, se proyecta a toda la región Caribe, a Colombia y al mundo, con su hermosa poesía, llena de ternura y pasión. Pero lo interesante de ese ambiente literario en que permanece, es que lo lleva consigo a todas partes, como las mariposas amarillas que precedían a Mauricio Babilonia donde quiera que llegaba. Y es que José Luis Hereyra, transmite con su presencia su espíritu poético, su ánimo de escritor desprevenido, abierto y sin ambages, como corresponde a su naturaleza Caribe, de persona descomplicada por completo.

Hereyra, ha concurrido a eventos en varias ciudades de la Costa Norte, a los que ha sido invitado por muchos de sus amigos; que los tiene a montón, y en donde ha dado muestras indubitables de esa nueva poesía con la que irrumpe en el mundo de la lírica. Igualmente, ha espernancado las puertas de los claustros universitarios de la región con sus cantos, semejando al viejo Homero, que ponía a través de sus narraciones los pilares de la cultura helénica, insuflándole un nuevo aire a la poesía, la que recrea necesariamente, con ese espíritu Caribe que lo caracteriza. Y todo esto ocurre en el lugar más indicado para ello, el soleado y luminoso litoral Caribe, donde influencias de todas partes, generaron hace más de un siglo, con aquel genio nicaragüense, el gran Rubén Darío, un modernismo imponente. Así como con la aparición de Luis Carlos López y Raúl Gómez Jatin, transgresores de reglas, se abrieron caminos inimaginados a la poesía, la cual cobra, con Jose Luis Hereyra, una nueva dimensión.