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Tres asuntos

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5 de feb. de 2023

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Por: Roberto Samur Esguerra.

PREDIAL: Una de las mayores preocupaciones de principios de cada año es el pago del impuesto predial, sobre todo el de este 2023, aumentado exageradamente con el argumento de que no se había hecho la actualización del avalúo desde hace diez años, lo que puede ser cierto respecto de las visitas físicas a los predios para establecer su estado actual, más no para la fijación de su valor por cuanto  este viene aumentando desde hace veinte años, progresiva y automáticamente, tal como se aprecia en las facturas de los periodos correspondientes.  Es obvio que el aumento del valor implica el del impuesto a pagar, pero no en la proporción actual, puesto que es violatorio de la ley 1995 de 2019 cuando dice que, independientemente del valor de catastro, el incremento solo pude ser según el IPC más 8 puntos porcentuales o sea  el 21% para los predios actualizados, y máximo del 50 % para los no actualizados. Conozco varios ejemplos, entre ellos el de una finca rural que pasó de pagar $ 6.285.798 el año pasado a  $ 14.016.950 este año y de un lote urbano que pasó de pagar. $ 17.015.019, el año pasado, a $ 33.043.085, lo que  en ambos casos supera el tope legal. 

Llama la atención que los recibos de este año no tienen aquella relación histórica, como si se tratara de esconder el reajuste que ella contenía. También es notorio que no figura la fecha límite para aprovechar el descuento, como si se quisiera forzar el pago inmediato.  

PROTESTAS: En este mismo espacio he criticado el cierre de vías principales cuando los hechos no guardan proporción con el daño que se le causa a la comunidad en general, como los que se efectúan por razones puramente locales e internas de los municipios, porque una maestra llega tarde, como si no fuera suficiente ejercer presión alrededor de las oficinas “incompetentes”.  

Por el contrario, el cierre racional y pacífico de la Troncal de Occidente por los campesinos de la Mojana, es algo que tuvo absoluta justificación, por cuanto representó una protesta regional con implicaciones nacionales, sobre la indolencia de todos los gobiernos, para solucionar un problema humanitario crónico de inmensas proporciones. Nos gustaría registrar pronto, lo que sería un excepcional e histórico cumplimiento oficial. 

ADOLFO PACHECO: En un editorial del diario EL TIEMPO se afirmó, impropia y repetidamente, que las canciones de Adolfo Pacheco son vallenatos. Sabemos que tan insigne maestro nació, se crió y vivió en San Jacinto, un pueblo de María la Alta bolivarense, no del Cesar, del Magdalena ni la Guajira. Su creación musical se nutrió de las leyendas y la idiosincrasia propias de  la subregión  Sabanas del Caribe colombiano. Sus notas difieren en mucho del vallenato oriundo de aquellos departamentos, y clasifican dentro de los aires propiamente sabaneros, tal como el maestro mismo lo distingue en la letra y música de su Hamaca Grande.  

 Su grandeza es universal, por eso no vale la pena discutir sobre la clasificación de sus cantares. Pero, en gracia de la verdadera historia sobre la autenticidad de nuestra cultura, hay que reafirmar que su música es propia de los pueblos que se levantan de este lado del Canal del Dique. Entonces, debe quedar claro que la canción vallenata es a la sabanera, lo que la balada es al bolero.  

NOTA: La austeridad anunciada por el Gobierno se está cumpliendo. De los 19 ministros solo quedan el de Hacienda, Minas, Salud, Justicia, Trabajo, Trasporte y Educación. Este, ya casi ex.