Por Arianna Córdoba:

Quisiera responder, como se hace por formalidad, que sí, que todo está bien en casa; pero no es así, si asumimos que nuestra casa es Colombia entera, inmenso país con más de un millón de kilómetros cuadrados y algo más de 50 millones de habitantes; bendecido con incontables recursos naturales y poblado por gente en su mayoría maravillosa.

Pero no estamos bien en esta casa grande, muy grande, comenzando con la seguridad en el territorio que cada vez parece deteriorarse más, no solo en sectores rurales o alejados de las urbes donde a los miembros de la fuerza pública los secuestran, los irrespetan, los maltratan; también los moradores de la grandes o chicas ciudades se ven expuestos a todo tipo de delitos: desde robos de celulares, prendas, vehículos hasta atentados y más de uno ha considerado que ahora con la historia de la "paz total" los pillos podrán gozar de tantos beneficios que de nada sirve portarse bien en Colombia.

Tampoco estamos nada bien con esta carestía, en las tiendas y filas de supermercados lo que se escucha es la queja de los ciudadanos por la rapidez con la que suben sin que parezcan tener techo los precios de los alimentos y eso, comestibles nada sofisticados, sino otrora considerados "básicos": una libra de queso promedia los $13 mil y un solo plátano ronda los $1.500, el costo de estos afectan a las familias de todos los estratos, es decir, ahí sí que estamos "de malas" el común de los colombianos.

La casa menos aún está bien con esta incertidumbre que ronda por cuenta de un Gobierno del cual no se sabe realmente qué esperar; lo único hasta el momento que está claro es que el cambio que había prometido equivale a cambiar de manos las prácticas que tanto había satanizado cuando era oposición. Por supuesto, como ya se ha visto en redes y medios, el desencanto por quien hoy está al mando del país no se ha hecho esperar y ahora quienes lo eligieron experimentan un guayabo moral bárbaro y aceptan que están arrepentidos.

No, no estamos bien en casa cuando quien debería dar ejemplo de austeridad y cordura, sale a pasear en helicóptero como si fuera taxi y ante las críticas expresa resentidamente que "de malas". Como quien dice, nos tenemos que aguantar esta situación a la que nos vimos abocados por quienes pensaron que era el momento de los "nadies" y resulta que la líder de los "nadies" ahora es "alguien" y los demás, en la misma situación precaria.

Esta casa no funciona, no avanza, parece caerse a pedazos; padres que no asumen la responsabilidad en la crianza de hijos cuando estos escandalizan con comportamientos a todas luces incorrectos, pero que quizás esos papás sí sacarían pecho, cuando su vástago fuera distinguido por algo positivo. Se es padre y se asume la responsabilidad en las buenas y en las malas.

Hay otras tantas situaciones que nos muestran que en casa, en esta casa enorme que es Colombia no estamos bien como se quiere hacer creer y por eso se acaricia la posibilidad de emigrar, pero no solo a países como Estados Unidos, Canadá o España, sino a otros minúsculos como El Salvador, a dónde antes ni siquiera se contemplaban ir, pero que hoy al menos son mucho más seguros que este territorio y en dónde los derechos y la protección de lo gente honesta está por encima de la de los delincuentes. *Jefe de programa de Comunicación Social – Unisinú-