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Toca sacar los abanicos de mano

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11 de may. de 2023

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Por José Armando Benítez Tuirán

¡Qué calor! Es quizás la expresión que más se escucha por estos días en la Costa Caribe colombiana, pero también en lugares históricamente menos calurosos como Medellín, por ejemplo. En nuestra sabana como dice aquel famoso "meme": Somos la nevera… ¡Pero de la parte de atrás!

Las temperaturas y, sobre todo, las sensaciones de calor están disparadas, en máximos. No es un tema local ni nuevo, tan solo el año pasado en el continente europeo al menos 15.000 personas murieron específicamente por calor, según datos de la OMS. De aquí la importancia de tomar medidas, especialmente con la población adulta y con los infantes. La exposición al sol debe reducirse al máximo en estos momentos de temperaturas extremadamente altas, también es aconsejable la hidratación permanente durante esta temporada.

Sin embargo, hay dos medidas que son a las que más acude la población para mitigar estos calores: las duchas varias veces al día y refrescarse utilizando ventiladores o aires acondicionados. Aquí surge el gran problema y la gran paradoja.

Ducharse varias veces al día no debería significar ningún inconveniente a nadie que viva en la sabana de Córdoba y Sucre, dada la cantidad de acuíferos con los que contamos y la pluviosidad de esta zona, que de hecho nos tiene acostumbrados a sufrir por el exceso de las mismas… pero, siempre hay un pero, para el pueblo. En este caso, es que la plata de los acueductos la han dilapidado, la han embolatado, se la han robado.

En muchos de los pueblos, grandes y pequeños, se vive la angustia por el manejo ineficiente y por la insuficiencia de los sistemas de acueducto municipales o regionales. Triste pero real. Nos inundamos, pero también en el mismo año, nos morimos de sed.

El problema de tener que encender casi todo el día, todos los días, los ventiladores o vernos forzados a encender algunas horas puntuales los aires acondicionados, ya sabemos cuál es: ¡Pagamos la energía más cara del país! ¡Qué vergüenza! Que siendo productores de energía a través de la hidroeléctrica de Urrá, no podamos beneficiarnos de su energía a menor precio.

Inundaron nuestras tierras, la de nuestros indígenas, acabaron con gran parte del ecosistema y encima se enriquecen unos cuantos… y los pobres… pues los pobres de este departamento, sin poder prender el ventilador ¡Qué calor! ¡Toca sacar los abanicos de mano!