Seguramente ustedes lo dejaron de lado al acercarse a una mesa de fritos, prefiriendo un chicharrón con yuca u otra delicia criolla. Algunos refunfuñaron cuando alguna tarde, se los pusieron como cena. A muchos en cambio, la carestía, les hizo ver lo arraigado que está en las cocinas sabaneras. Les hablo del plato más exclusivo y con más caché en este 2023. Su majestad: el patacón con queso.
Y es que desde finales de diciembre, poco a poco se han ido volviendo prohibitivos para muchos hogares el queso y el plátano. No es nada raro que ocurra. Quizás un poco extraña si, la coincidencia en la carestía de los dos productos a la vez. Pero todos lo hemos vivido con la carne, los huevos, la papa, el ñame, entre muchos.
Lo raro y preocupante, es la algarabía en las redes sociales que pasó de los memes jocosos a convocar boicot a dos productos nuestros, producidos por nuestros campesinos. Los mismos que no han tirado la toalla una y mil veces por las inundaciones, los largos veranos, el aumento de los insumos, el pésimo estado de las vías, etc.
No seamos ingenuos, ni los pequeños queseros ni los pequeños plataneros de nuestra tierra se están enriqueciendo con esos precios.
Si usted está seguro de la especulación en el precio, apártese de las grandes superficies comerciales, de los supermercados, no les compre a ellos. Pero no ataque al paisano que tiene 100 matas de plátano o al que produce 30 kilos de queso a la semana, eso es muy miserable. Si no puede comprarlo aguántese y el otro año siembre plátano y compre leche y haga queso y verá que no se volverá millonario.
Somos un pueblo indolente. Un pueblo que castiga al pueblo. A sus semejantes. En cambio, ante los abusos de los poderosos se acobarda, se calla y traga entero.
Pido disculpas a los pequeños productores de plátano y queso de la sabana, que se han sentido atacados con esta absurda y estúpida campaña que quería estigmatizarlos a ellos y a sus productos. Y por favor, no se vayan a meter ahora con el suero sabanero, que también está caro. Pero sin duda es el mejor suero del mundo. Lo digo, después de haber probado el que mi amigo Abraham Sáenz, me envió desde Mejor Esquina, en Buenavista.