Por Kelina Puche*
En el país nacen cerca 1.690 niños por día. Cifras recientes revelan que la tasa de natalidad ha venido disminuyendo, sin embargo, todavía por cada 100 nacidos vivos, 18 de estos provienen de madres cuya edad no supera los 19 años, y el casi 40% suceden en la región Caribe.
Distintos estudios encuentran ciertas particularidades individuales en los adolescentes que quedan en embarazo vinculados con bajos niveles de escolaridad, deserción escolar, escaso acceso a servicios de salud, incluso desconocimiento de su existencia, limitado alcance acerca de derechos sexuales y reproductivos, poca idea de los métodos de anticoncepción, costumbre por matrimonios infantiles, e incluso ideales alrededor de la realización femenina vinculados con la maternidad.
Varios son los frentes de acción a desplegar como alternativas de solución, iniciando por destacar la importancia de programas educativos sobre derechos sexuales y reproductivos, que nos facilite extender el conocimiento sobre el respeto del cuerpo propio y de los demás, fomentando el disfrute de una sexualidad libre, segura y plena, sin ningún tipo de discriminación.
Así mismo, se debe facilitar el acceso a los métodos anticonceptivos , mediante charlas informativas y suministro en gratuidad incluso para la población de menores recursos. Y con el ánimo de hacerle frente a los imaginarios de la maternidad como único proyecto de vida se hace valioso la llegada de oportunidades para la población juvenil que les permita acceder a la educación y trabajo, en aras de ampliar sus oportunidades de autorrealización. Varias de estas iniciativas ya se han desarrollado y aunque vemos avances, es claro que todavía existen fallas de cobertura y comunicación, por eso hoy las oportunidades de mejora deben revisarse de cara al entendimiento de las formas de comunicación más efectiva mediante las cuales los jóvenes consumen información, apoyados en redes sociales. Así mismo, no se puede perder de vista que esta información no solo es valiosa para los jóvenes, sino también con los padres, para quienes el tema en la gran mayoría de casos sigue siendo una conversación de difícil manejo, pero pueden ser unos multiplicadores esenciales en el conocimiento.
El embarazo adolescente es una trampa de la pobreza, porque la gestación temprana obliga a abandonar la escuela, retrasando el ciclo educativo y limitando posibilidades en el mercado laboral, donde potencialmente, si encuentran oportunidades, éstas serán menores en salario, lo que no le permitirá mejorar sus condiciones de salud, nutrición y educación, individual y familiar, llevando a un fenómeno de intensificación de la pobreza en un espiral difícil de romper.
*Fundación Atarraya