En los siete meses de mandato de Petro, algunas comunidades indígenas, afro y campesinas, han chocado con los organismos de seguridad del país.

Desde la temible época del ‘Mono Jojoy’ no se veían escenas tan lamentables del grado de sumisión de policías o soldados colombianos. Lo que se vio hace unos días en San Vicente del Caguán, Caquetá, donde una mal llamada ‘Guardia Campesina’ sometió a cerca de 80 uniformados, uno de ellos asesinado, es una demostración de la falta de autoridad por parte de un Gobierno Nacional que prácticamente está sucumbiendo ante unas comunidades empoderadas y que creen que tienen licencia para hacer lo que les venga en gana.

Y es que uno no sabe que fue peor, si la postración de los agentes del Esmad, entregados a su merced, o las palabras del ministro del Interior, Alfonso Prada, quien sin sonrojarse dijo que lo registrado fue “un cerco humanitario”. Algo muy descabellado y que ratifica que el gobierno de Gustavo Petro cada día se supera con sus desafortunados mensajes, que traerán una desmoralización de la fuerza pública, que ve como sus jefes se sientan a manteles con sus verdugos a aplaudirles todo su accionar. Esto no va bien.