Por: Luis Manuel Espinosa.

Para trascender su propia esfera espacial, una ciudad requiere, no solamente ser sede del gobierno territorial de su entorno, sino de unas funcionalidades que permitan atraer las gentes de otros lugares al propio, así como brindarle la confortabilidad suficiente y necesaria para la satisfacción de necesidades. Por eso se habla de conglomerados sociales que se erigen en animadores por excelencia de una región. Tales poblamientos gozan de algunos atributos especiales, que los hacen únicos e irresistibles en su rededor y permiten ciertamente su expansión en forma hegemónica con relación a  su vecindad.  Lo cual, también se debe no solo a su ubicación estratégica, sino, a la energía que emana de las condiciones telúricas del sitio de asentamiento geográfico, así como al espíritu y temperamento de sus habitantes, lo que a su vez conforma o determina una ecocultura.

Los pueblos de las Sabanas, fueron organizados en forma de parroquias. Todos quedaban bajo la responsabilidad de un cura, que era como su máxima autoridad, sin descontar la colaboración de un civil y un militar, quienes ejercían actividades administrativas y policivas respectivamente. Antes de eso, las poblaciones se encontraba dispersas en rochelas, cuando no, en palenques y resguardos. Lo que obligó al gobierno colonial, a raíz de la revuelta de  Vichengueros, habida en la Sierra Flor, a congregarlas en un lugar próximo a donde estaban diseminadas. En principio, después de las Villas de Tolú y Tacasuan, se destaca Corozal, por ser el asentamiento blanco por excelencia y por ende plaza fuerte, hasta erigirse en el principal foco independentista de la provincia de Cartagena. Ya en la época republicana, Sincelejo sobrepasa a las demás parroquias, por ser la más rica, gracias a la producción de panela y ron y punto de encuentro entre el mar y el río. Logrando, además, convertirse en sede del llamado Cantón de Sabanas, promediando el siglo XIX.

El hecho de estar situada en la Sierra Flor, donde ocurriera la primera revuelta preindependencia y posteriormente, ser sede de una división territorial, le da la preeminencia suficiente para acceder a la categoría de capital del Departamento de Sincelejo o Sabanas, de duración efímera, pero que constituye el antecedente que precede al movimiento pionero de la campaña pro Departamento de Sucre. Conseguido el propósito separatista en 1966, con la creación del nuevo ente territorial, Sincelejo comienza un proceloso camino que termina conduciéndola a una verdadera crisis social y a la pérdida del rumbo como capital. Sin embargo, su carácter de centro articulador de las Sabanas, su antigua capacidad productiva como estancia y la de cruce obligado de caminos, le facilitan un mayor crecimiento económico, que la convierte necesariamente en ciudad región.