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Sincelejo, ciudad Arte

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5 de jul. de 2023

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Por Luis Manuel Espinosa

Sincelejo ciudad Arte, denominó Jairo Vélez Paternina, a su ciudad nativa, en la creencia, que la evolución sufrida por la sociedad sincelejana, la ha llevado a vivir más de lo cultural, si se quiere, que de cualquier otra actividad. Desde tiempo atrás, se venía estudiando cómo definir la verdadera vocación de este pueblo sierraflorano, sin haberse podido determinar la misma, dado que siempre se había dicho que la vocación no podía ser otra que la agropecuaria. Pero Jairo, un abogado estudioso del comportamiento socio-cultural de la población sabanera, no podía quedarse tranquilo aceptando como un axioma esa creencia, que bien podía ser cierta en otra época, pero no en la era actual. En la que, los cambios se hicieron evidente a partir de los adelantos tecnológicos en las telecomunicaciones. Como sea, que la motocicleta y el teléfono celular revolucionaron nuestras comunidades, convirtiéndolas en globales, lo simplemente bucólico-rústico, quedó atrás como un atractivo de especial interés turístico en estos tiempos.

Vélez Paternina, cree, que la proliferación de artistas que se da en Sincelejo, obedece a un ambiente propició, tanto para la plástica como para la poesía y la música. Desde los tiempos de Pompeyo Molina, Adolfo Martá y Blanco Támara, que no solo marcaron con su presencia poéticamente la ciudad, sino, que la cantaron, los aspectos literarios, como la investigación histórica y sociológica adquirieron importancia por aquello de la afirmación identitaria, puesto que también posibilitaron definir los rasgos esenciales de la cultura sabanera, con Manuel Huertas, José Elías Curi y Héctor Rojas Herazo a la cabeza. Estos últimos, fueron decisivos en lo cultural, puesto que con su aporte, se caracterizó la ecocultura sabanera, tanto con la idea de geoetnia, acuñada por Huertas, como con la tesis del costeñol, postulada por Curi, así como aquella de los patios lanzada por Rojas.

Al final del siglo XX, época de transición, al sobrevenir de modo intempestivo una nueva era, la plástica cobra una dimensión inusitada, al plasmar nuevos conceptos en el enfoque sociocultural. Toño Zuluaga, pionero de ese modernismo pictórico, aparece para entonces, luego que los maestros González y Marichal, enseñaran el camino señalando nuevas rutas a seguir. Moisés Paternina, el gran pintor caribe, irrumpe con una visión particular y una nueva escuela. El bejuquismo que introduce Plinio Lambraño, constituye un salto en la pintura. Hasta cuando surge una pléyade de pintores, que con Wilfrido Ortega, trasciende la regionalidad, dado que con él cobra sentido la identidad cultural sabanera. Entre ellos, Barboza, Carrasco, Ibáñez, Lincer Puentes, para mencionar algunos. Siendo la cultura la actividad que caracteriza la sabaneridad, esta industria, se erige como fuente de ingresos y el arte como su principal manifestación.