4 de agosto de 2022 - 1:48 AM

Se va Duque

Se va Duque

Por José Armando Benítez Tuirán

Se acaba el próximo domingo el gobierno de Iván Duque. El más joven de Colombia, quien lució muy desconectado con los más jóvenes de este país. Pese a haber realizado la mayor inversión en educación superior. Y haber implementado la matrícula universitaria pública gratuita a los estratos uno, dos y tres. Y el programa jóvenes en acción.

Comienzo poniendo ese ejemplo, porque creo que el principal problema del gobierno Duque, fue la desconexión con el país de a pie. Con salidas del tipo: “De qué me hablas viejo”, terminó dando la sensación de no estar haciendo nada, cuando en su gobierno se dieron cosas importantes.

El manejo de la pandemia es la mejor muestra de la gestión de este gobierno saliente. Colombia tuvo acceso rápido a las vacunas y las políticas sociales, para mitigar el impacto en las familias más desfavorecidas fueron eficaces. Se duplicaron los beneficiarios de los programas sociales y casi cuatro millones de hogares todavía reciben ayudas a través del ingreso solidario.

La reactivación económica desencadenó un crecimiento económico importante para el país. También hay que resaltar la acción en favor de la migración, el país recibió una cantidad de venezolanos que han tenido un amigo en este gobierno gracias al Estatuto Temporal de Protección a Venezolanos.

Además, durante este gobierno, se multiplicó por 100 la capacidad de energías renovables, entregaron más de 52 mil títulos de propiedad rural. Y se realizó una gran inversión en vías terciarias. A Córdoba llegaron muchas inversiones estatales.

¿Entonces por qué este gobierno nos merece una baja calificación?

Una reforma fiscal no explicada, impuesta a la brava, sin pedagogía, fue el florero de Llorente. Provocó una protesta social pacífica, que fue permeada por sectores empeñados en bloquear el aparato productivo del país, entre ellos grupos armados y bandas criminales.

Este gobierno fue incapaz de responder correctamente a las reclamaciones pacíficas de los ciudadanos. Y aún peor, cuando la ola de protestas incendió el país, no supo dar una respuesta proporcional (y ajustada a los derechos humanos) de la fuerza pública, ante los actores más violentos. El gobierno lució desasosegado y superado ante las protestas.

El gobierno Duque, permitió que el panorama político de atomización y enfrentamiento que orquestó la oposición, le marcara la agenda de gobierno y capitalizara políticamente ese malestar, para desestabilizar a un gobierno cada vez más desconectado.

Se va Duque. Ahora llega Petro. Por el bien del país, esperamos que le vaya mejor.

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