Como si fuera poco, a Córdoba no le fue bien con las inversiones previstas en el Plan Nacional de Desarrollo.

El pasado 7 de agosto, cuando Gustavo Petro asumió como presidente muchos cordobeses se ilusionaron por el sentimiento afectivo que la nueva familia presidencial tiene por el departamento. Pero poco a poco esa ilusión se ha venido desvaneciendo con algunos hechos que debieron darse, pero que siete meses después nada que llegan.

Para Córdoba, es preocupante que no se haya podido poner en funcionamiento un hospital de primer nivel, el mismo que quiere fortalecer Petro y su ministra de Salud, Carolina Corcho en la polémica reforma.

El equipamiento para el hospital de la Comuna 6 sigue en veremos. Ni decir de la interventoría que debió contratar el cuestionado Ministerio del Deporte para terminar la Unidad Deportiva de Occidente, hoy paralizada. También hay decepción total por el manejo que la Unidad de Gestión del Riesgo y de Desastre (Ungrd) le ha dado al grave problema de la erosión en Tierralta.

¿Será que está esperando que el río Sinú arrase con dos barrios para luego sí emitir un concepto técnico para construir un muro de contención?. Había mucha esperanza en este territorio, pero hoy lo que hay es decepción.