Por Rafael Hernández M.

Es común hablar de la "soberanía de los pueblos", para referirse a que cada estado tiene su propio modo y maneras de gobernar y no necesita de la injerencia de otros pueblos o naciones.

La soberanía de los pueblos hace alusión, se refiere, al ejercicio de la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad recae en el pueblo, aunque la gente no realiza un ejercicio directo de la misma sino que delega dicho poder en sus representantes. La soberanía significa independencia, es decir, un poder con competencia total.

La soberanía nacional garantiza la independencia a través de los principios de libertad y unidad nacional, donde la autodeterminación, la construcción de la identidad y la cohesión nacional son los pilares fundamentales de un Estado independiente.

En este sentido El Salvador, cuya capital es San Salvador, es una pequeña nación de América Central que no llega a los 7 millones de habitantes, es un país soberano que a pesar de que ese pequeño estado continúa registrando bajos niveles de crecimiento económico y la reducción de la promesa de la pobreza en el país ha sido moderada y la desigualdad ha disminuido en los últimos 20 años y a pesar de que ese país es uno de los más equitativos de América Latina, tiene un gran problema social con los llamados "pandilleros".

Ante esta situación, el Presidente de esa nación centroamericana, Nayib Bukele, ha tomado unas medidas drásticas para combatir a esos pandilleros como son el instauramiento de un régimen de excepción, la construcción de una mega cárcel, detenciones sin órdenes de captura y mano dura, son las medidas que le han dado resultado al presidente Bukele y ha bajado el índice de homicidios en la nación.

Pues bien, ante la inauguración de esa mega cárcel en El Salvador, el Presidente de Colombia, que no tiene el mínimo respeto por la soberanía de otras naciones, criticó al presidente Bukele, lo que originó un enfrentamiento verbal, en redes entre los dos mandatarios, pelea que originó el colombiano por su imprudencia, falta de tacto y falta de diplomacia.