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Regulación para bodegas e influenciadores

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27 de ene. de 2023

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Por Arianna Córdoba Díaz:

Hace pocos meses un conocido me confío que iba a dejar el negocio de la ganadería para dedicarse a las bodegas. Quedé perpleja porque siempre le había ido bien con la cría de vacunos, pero ahora, tras develarse la verdad de las "otras" bodegas, entendí que sí, que le puede ir bien económicamente apostándole a eso que ahora llaman emprendimiento digital y que supone una gran rentabilidad.

Estas nuevas bodegas, nada tienen que ver con acondicionar espacios para el almacenamiento de productos, tal como yo ilusamente creía, pues en el "metaverso" son las también conocidas como granjas digitales que se encargan de posicionar un producto, ideología, política –o persona- o bien, atacar a otro producto, ideología, política o persona, según exija el cliente por unos buenos denarios.

Están en furor estas bodeguitas y desde hace tiempo ya, por ejemplo, en 2021, durante el nefasto paro nacional en Colombia, se estableció que el mismo era promovido en todas las redes sociales con etiquetas como #NosEstanMatando desde lejanos países como Rusia, Bangladesh o China a través de granjas digitales que recibían pagos bien jugosos para que desde allá no dejaran de replicar mensajes en torno al tema.

Recientemente el propietario de Twitter, Elon Musk, reveló un extenso listado de bodegas y usuarios falsos en esa red social, empleados con algún fin y hace unos días quedó una vez más demostrado el negocio de muchísimos "influencer" en Colombia que se han dedicado a acumular muy buenos pesos publicando de cuanta ocurrencia se les pase por la cabeza.

Ahora, si bien es cierto todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida, lo que no es de fácil digestión es que estos influenciadores posen de faros de la moral y la ética, engañando a sus seguidores haciéndoles creer que sus trinos y demás publicaciones en las redes sociales obedecen a apreciaciones personales o bien a una ideología de la cual están convencidos, no, se ha aclarado que reciben dinero o algún tipo de prebendas para apoyar o promover a través de distintas plataformas algo o a alguien, lo peor es que también ofrecen servicios no para promocionar sino para desprestigiar a un posible contendor de su cliente.

Este que es un año político en Colombia prosperarán aún más las bodegas y los influencer engañosos que, al mejor postor venden sus publicaciones en redes y los seguidores como borregos creerán lo que les digan.

Urge una regulación de esta situación en el país, que, así como se exige a los medios de comunicación, por ejemplo, que cuando hay propaganda electoral se exprese "Publicidad Política Pagada" se proceda igual con redes, bodegueros e influenciadores.
*Jefe de Programa de Comunicación Social – Unisinú-