26 de abril de 2024
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Reformas indispensables

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26 de feb. de 2023

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Por Álvaro Bustos González

Con 43 años de ejercicio profesional especializado, 25 en la docencia y 12 en una decanatura de Ciencias de la Salud, algún derecho habré de tener para opinar sobre el tema de la reforma al sistema de salud que nos rige, al que unos califican como uno de los peores del mundo, lo que no es cierto, y otros pretenden que sea inmodificable, lo que tampoco es así.

Sin tecnicismos repelentes, sin entrar a precisar los componentes biopsicosociales y ecológicos de la salud y la enfermedad, y en aras de esa vida a la que el régimen actual se refiere con más rimbombancia que convicción, habría que comenzar por decir que debería bastar con ser un ciudadano colombiano de cualquier edad y nivel socioeconómico para acceder con prontitud, ante una enfermedad grave, a una entidad prestadora de servicios de salud, simplemente en virtud de la dignidad inherente al ser.

Evaluado el problema y clasificado dentro de los diversos grados de riesgo conocidos, se procederá en consecuencia. Una forma de educar en términos de salud pública es explicarle a la gente cuál es la evolución natural de las enfermedades con y sin tratamiento, para evitar angustias innecesarias y no generar falsas expectativas.

Llegados al punto de solicitar pruebas diagnósticas, esto debe hacerse de una manera racional, por lo que el médico debe autorregularse, dado que se trata es de discernir entre patologías que se parecen y no en corroborar lo que es obvio. Ahora bien, si la prueba es imprescindible, ella debe ser aprobada sin mayores dilaciones. El uso de medicamentos, por lo demás, también debe hacerse con restricciones derivadas de las mejores evidencias.

Lo de la medicina cubana y su prosapia no pasa de ser un mito. Ni tomarla como ejemplo ni traer médicos de allá a enseñarnos nada. Lo que sí debe tenerse presente es la corrupción (codicia, negociados, sobrefacturaciones) que suele acompañar la gestión estatal y privada entre nosotros. No me quiero imaginar el tráfico de influencias que se impondrá a lo largo y ancho del país a través de los anunciados CAP que, por lo demás, no tendrán ninguna capacidad resolutiva.

Faltaría crear comités de bioética para limitar el abuso de los cuidados intensivos en pacientes insalvables, y vigilar muy bien qué otra cosa mueven las ambulancias que, con inusitada frecuencia, trasladan enfermos a altas horas de la noche sin una justificación plena.
*Decano, FCS, Unisinú -EBZ-.