Por Álvaro Bustos González*

Las ideologías no deberían existir; con el talante es suficiente. La presunta reforma al sistema de salud que se viene discutiendo parece estar lejos de la realidad objetiva. Convertir la prestación de los servicios de salud en un difuso andamiaje estatal, a sabiendas de nuestros alarmantes niveles de corrupción y politiquería, es un suicidio, más aún cuando su énfasis se pone en una medicina preventiva que no se refiere a nada concreto sino al buenismo que caracteriza a la llamada izquierda.

La verdadera revolución consistiría, por ejemplo, en que los CAP estuvieran atendidos por especialistas bien remunerados, haciendo una labor educativa de fondo, y no por jóvenes inexpertos interpretando a la ligera las guías de manejo y, peor aún, la situación real del enfermo, que está muchas veces llena de incertidumbre, la que solo puede ser despejada, con una lógica de probabilidades y no de certezas, por gente con bagaje y recorrido.

Es obvio que, si se trata de promover la salud, es indispensable saber de qué se enferman y mueren nuestros semejantes. En Córdoba, valga decirlo, el problema materno fetal es enorme, y eso tiene que ver con que muchas embarazadas, por diversas razones, no acceden a los controles prenatales a tiempo, lo que se asocia a una mayor frecuencia de partos prematuros, con un mayor riesgo de trastornos pulmonares e infecciosos en el recién nacido. Ni hablar de las cesáreas que proliferan por razones injustificadas en embarazos antes del término.

La morbimortalidad en menores de cinco años, entre nosotros, aparece marcada por los problemas respiratorios, la gastroenteritis y la desnutrición, en cuyo caso habría que promover las vacunas como algo obligatorio, enfrentando con determinación a los movimientos que se oponen, limitar el mascotismo de plumas y pelos, revisar la provisión y disponibilidad de agua potable y mantener los programas de control de crecimiento y desarrollo. ¿Y esto cómo se compagina con la nueva ley que pretende abandonar a su suerte a las madres cabeza de familia y a sus hijos en cuanto a su alimentación?
Los adolescentes, en todo el mundo, ahora mueren por accidentes, drogas, infecciones de transmisión sexual y suicidios. Sería bueno revisar el concepto del libre desarrollo de la personalidad, tan nefasto en algunos aspectos, y buscar la forma de detectar tempranamente los factores que generan, en la juventud, depresión e infelicidad. ¿Será posible?

*Decano, FCS, Unisinú -EBZ-.