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Puente de La Doctrina, el carril de oportunidades

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18 de mar. de 2023

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La construcción del Puente de La Doctrina, hace 40 años, en zona rural de Lorica, que comunica a esta localidad con San Bernardo del Viento y Moñitos, pese a ser uno de los pocos que existen de un solo carril en el país, con el pasar de los años y el aumento del tráfico vehicular, se ha convertido en una oportunidad para hombres y mujeres que día a días encuentran el sustento diario haciendo la labor de semáforos humanos.
Es decir, orientando a los conductores en el puente vehicular sobre el río Sinú a la altura del corregimiento que lleva el mismo nombre.

Estas personas están organizadas en una asociación de casi 500 miembros que se encargan de hacer esta labor que sirve para llevar el alimento a casa.

 Si bien en su momento hubiesen querido que la construcción del puente fuera como la de cualquiera a dos carriles, lo cierto es que hicieron resiliencia de la construcción  y se organizaron para aprovechar la oportunidad que este les brindaría.

Según Marco Polo, uno de los soldadores de la vieja obra, explica que esa época estaban contentos porque había llegado un proyecto que generaría más de 30 empleos para gente de La Doctrina, pero nunca que se trataría de una que después de terminada generaría ingresos a las familias del corregimiento donde están organizados por turnos que van del 1 al 500 y se escoge el día y mes que le corresponde a cada persona para laborar 12 horas  continúas en una sola ocasión al año.
La función de las personas a las que se les asigna el turno consiste en utilizar la bandera roja y verde, señal de pare y siga respectivamente, para guiar a los conductores en el puente.

El puente puede dejarle ganancias diarias a los semáforos humanos de entre los 150 y 200 mil pesos.

Todos esperan que los turnos les corresponda  un día de diciembre, época en las que las ganancias son mayores, eso sí, es una labor desafiante porque son 12 horas expuestos a las altas temperaturas y lluvias.
Los semáforos humanos también han ayudado a reducir la accidentalidad y, por supuesto, a brindar ayuda a los conductores y pasajeros.
Es así como mientras se construye uno nuevo, el viejo puente siguen siendo una gran oportunidad.