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Pueden gritar, pueden llorar, ¡de malas!

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25 de mar. de 2023

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Por Camila Rodríguez

Mucha razón tiene Francia Márquez: "de malas", somos los colombianos desde que elegimos a Petro presidente, realmente "de malas". Todo está patas arriba, todo matemáticamente tendiendo al caos.

Para empezar, con la reciente caída de la reforma política queda una sensación agridulce; dulce porque la tal reforma estaba llena de adefesios, pero agria porque parece que nada le saldrá al gobierno como lo ha planeado y se lleva al país por delante. Es evidente que vamos a la deriva, que el capitán del barco está "borracho y loco" como la canción Lamento Boliviano de Hombres G.

A ningún país le conviene la improvisación y el desgobierno, pero de dos males, es preferible apuntarse al menos peor: mejor la parálisis que la caída en picada.

Posiblemente la reforma a la salud correrá la misma suerte bien merecida, por cierto por las mismas razones: tiene unos cimientos politizados débiles y una valoración equivocada de lo que funciona bien en el sistema. La reforma laboral es un "memorial de agravios" sindical que desestimulará el empleo, en especial el de las mujeres, paradójicamente. La reforma tributaria ya aprobada está siendo puesta en práctica y muestra errores quizás por una mala planeación.

Así mismo, la reforma a la justicia está contaminada con la impunidad hacia la “primera línea” y a los clanes del narcotráfico camuflados de guerrilla y paramilitarismo, planteado desde la campaña. Y, por otro lado, la reforma pensional tan necesaria pero que tendrá muchos insatisfechos por la poca
credibilidad desde su origen: apropiarse de los ahorros de las pensiones voluntarias.

Petro en su megalomanía quiso darle la vuelta al país y ser el protagonista del revolcón, sin pensar y sin planear lo que conviene a los colombianos. Si fuera menos mesiánico hubiera ponderado los cambios y hubiera escogido los más urgentes, importantes y posibles; si usara menos el Twitter y su prioridad no fuera ir una vez al mes a Venezuela. Los habría impulsado, tendría más apoyo y su gestión desde el comienzo estaría llena de aciertos. Pero su personalidad no se lo permite, todo es poco para él, todo le queda pequeño en su ego y los colombianos estamos a merced de sus ideas delirantes de grandeza que suelen ser irrealizables.

Así que bien lo decía la vice: " de malas", nos tocará esperar los tres años largos que faltan para terminar el mandato con la esperanza de que nos esperen cosas positivas, arrancar de nuevo como nos ha tocado muchas veces a los colombianos, que casi siempre hemos ido por la vida dando tumbos.