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Problemas en el paraíso

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25 de ene. de 2023

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Por Rafael Negrete Quintero

Para alquilar balcón, está la pelea de algunos políticos de la nueva coalición de gobierno con ciertos influencers y tuiteros de izquierda. Se podría decir que los otrora aliados incurrieron en una práctica conocida como "fuego amigo" en la que en una disputa se producen disparos a miembros del propio bando. El asunto es que esos casos se producen por errores en la identificación del enemigo. Este no es el caso, ambos bandos saben contra quién se producen sus ataques y han decidido continuar.

El congresista Agmeth Escaf, denunció que hay influenciadores que aceptan pagos por publicar contenido favorable o desfavorable de X o Y político y que incluso llegan al extremo de extorsionar a dichos políticos. Nada nuevo. El asunto es que esta vez dio nombres y todos resultaron siendo influencers que se movieron para que el Pacto Histórico llegara a la Presidencia.

Con la masificación de las redes sociales hicieron su aparición una serie de personajes que se dedican a influir sobre el comportamiento de la opinión pública sin mayor responsabilidad con sus palabras. De una u otra tendencia política, hay que ser justos.

El número de seguidores que tienen les da margen de maniobra. Entre más seguidores se tenga mayor el alcance de sus palabras y por tanto mayor la capacidad de causar daño con una opinión ligera sin contraste alguno. Esa capacidad de destruir, con solo un post, ha hecho que se vuelvan vitales en la agenda pública.

Pero este ejercicio ha derivado en que se vuelvan reyezuelos que responden a una ideología sí, pero también a sus propios intereses. Y en ese camino de intereses difusos es fácil que aparezca la extorsión. Yo hablo mal o bien de usted dependiendo de lo que reciba. Eso, que en las regiones se vive de manera diaria con los pseudo portales de noticias y los pseudo periodistas con algún alcance mediático, es lo que el congresista del Pacto Histórico denuncia.

Y le pasó a él, que sabe muy bien el papel que juega la exposición. Por eso salió a denunciarlos en un medio. Lo curioso es que su exesposa se volvió famosa por ser twittera. A punto de retirarse de redes, estuvo, cansada de los ataques de las jaurías profesionales. Lo cierto es que a veces la victoria en las urnas no es la cura para todos los males. Hay problemas en el paraíso.