Por Miguel Mercado Vergara

El presidente Petro tuvo que viajar al Departamento del Cauca en estos días para afrontar de manera directa y apersonarse del grave problema de orden público allí suscitado a raíz del ataque a un sinnúmero de miembros de la fuerza pública heridos y muertos salvajemente mientras cumplían sus tareas protectoras de la normalidad ciudadana. Vivimos un pésimo clima.

Es inexplicable lo que ocurre en Colombia en donde todo indica que la búsqueda de la pacificación es tarea que se torna imposible. No hay día en que no se registren actos que contraríen los propósitos de acabar la guerra. Cuando no son las disidencias de la guerrilla lo son las agrupaciones que merodean por aquí y por allá al margen de la normatividad y la legalidad o cualquier banda con poder de intimidación que también ejecuta acciones violentas y desestabilizadoras de la tranquilidad y por ende de la institucionalidad.

La paciencia se colma porque a la mano generosa y tendida del gobierno no se le responde con igual gesto sino groseramente disparando y lanzando explosivos letales. Así no hay otra sino ajustarse bien los pantalones. Ajuste que provocan quienes no entienden lo que significa y representa un país en paz y en orden.

La experiencia del pasado reciente enseña que si no se aprovechan las buenas intenciones oficiales encaminadas al logro de la terminación de la conflictividad interna se vuelve imposible ese propósito porque cuatro años corren como el agua y culmina el mandato presidencial y todo queda en el aire.
Si no se desarman los ánimos y no hay una sincera voluntad de paz sino su bloqueo permanente, volveremos a tener que resignarnos a mirar cómo se agota el cuatrienio sin alcanzar nada positivo para la terminación de la inútil confrontación que nos agobia a todos.

Se sabe que luego de convenir el fin de la guerra viene su implementación y este es un tema que gasta tiempo. Lo de La Habana, para no citar sino lo más próximo, dejó el sinsabor de que fue mucho el desgaste en discusiones estériles que a la postre incidieron en muchos aspectos que merecieron fueran superados para evitar que la aplicación de los acuerdos no fracasaran.

Por ser la finalización del conflicto un tema de tanta importancia y trascendencia vale la pena recurrir permanentemente sobre el mismo.

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