Por Álvaro Bustos González*

Buscando fórmulas para mejorar la comprensión lectora y las pruebas Saber Pro, propuse que, dada la concisión de los textos, y teniendo en cuenta su temática, que refleja cierta universalidad frente a la condición humana, sería útil que los estudiantes leyeran semestralmente una de las siguientes novelas: La Metamorfosis, de Franz Kafka; El viejo y el mar, de Ernest Hemingway; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; El Túnel, de Ernesto Sábato, y El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez.

Ahí podrían hallar ellos algunas claves para entender el desdoblamiento de la personalidad, la férrea voluntad de un hombre con entereza de carácter, los misterios de la muerte y los murmullos que de ella quedan en el recuerdo, los celos enfermizos de Juan Pablo Castel por María Iribarne y la proverbial resignación que muchas veces hay que tener en la vida para soportarla.

Pero como el próximo mes de abril (de 2023) se cumplen 80 años de la publicación en Estados Unidos de El Principito, la exitosa fantasía literaria de Antoine de Saint-Exupéry, bien podría agregarse a la lista esta pequeña obra, de cuyas variadas interpretaciones, que van de lo infantil a lo típicamente adulto, se pueden extraer variadas conclusiones.

Nacer en un asteroide, como le ocurrió al principito, teniendo como compañera a una flor que nació ahí mismo y con la que estableció un tierno apego, fue el anticipo de un viaje por otros confines para conocer animales, como a un zorro sabio, y personas, como al piloto varado en el desierto del Sahara, que le mostraron algo de la vida de los mayores. Así aprendió que lo esencial es invisible a los ojos, mas no al corazón, y que no siempre lo importante es lo que se ve, o lo que parece ser, sino lo que está más allá, detrás de la neblina. Así comprendió el valor del amor y la amistad, y así supo que no hay que darles mayor importancia a las apariencias, cuando estas son engañosas.

En términos de cooperación en el trabajo, un concepto muy en boga en los últimos tiempos, el rey le dijo al principito: "Solo hay que pedir a cada uno lo que cada uno puede dar", y el zorro, bastante más locuaz, refiriéndose a la flor, le recordó que "eres responsable para siempre de lo que has domesticado".
*Decano, FCS, Unisinú -EBZ-.