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Montería. El departamento de Córdoba ha sido uno de los territorios que más ha sufrido el flagelo del conflicto armado.
Y, si bien, la violencia le arrebató a miles de familias sus seres queridos, en estas aún resuenan los ecos de una guerra que marcó generaciones, pero el perdón también emerge como un acto de valentía y dignidad.
En el evento de instalación de la mesa de diálogos con el Gobierno Nacional y gestores de paz, exmiembros de las Auc, mujeres víctimas de la violencia pidieron ser reparadas integralmente.
En entrevista con El Meridiano, Yulieth Guzmán, del Consejo Departamental de Paz, aseguró que como víctimas esperan la reparación restaurativa y reconciliatoria.
"Pero sobre todo la reparación colectiva a esos territorios que fueron afectados por el conflicto, especialmente el municipio de Tierralta, en los corregimientos de Saiza, Batata, Ralito, que fue epicentro de los diálogos de paz y hoy solamente es un territorio estigmatizado y olvidado por el Estado. Hoy, queremos que estas mesas de paz vayan al territorio con esperanza, que le devuelvan a la comunidad esa confianza y esperanza de vivir en un territorio próspero, sin miedo, sin violencia", indicó.
¿Y el perdón?
Para ella, una mujer líder y víctima del conflicto armado, el dolor fue un sentimiento que la cobijó durante mucho tiempo, pero que sanar y perdonar es un proceso catalizador.
"Cada vez que venimos a un evento de estos nosotros sanamos. El perdón no lo vamos a lograr de un día para otro. Es cada momento. Cada acto. Cada evento al que asistimos recordamos pero también pensamos que hay que olvidar lo que pasó y que hay que seguir con el optimismo de construir la paz y, para construir paz, tenemos que perdonar", dijo.
No repetición
Yulieth Guzmán enfatizó que esto es algo que sienten todas las familias pero, sobre todo, piden que estos actos no se vuelvan a repetir.
El diálogo es clave
Por otro lado, Adriana Patricia Pérez Rojas, de la Mesa de Víctimas de Desaparición Forzada del Bajo Cauca, acotó en que si bien siente dolor por la pérdida de familiares, ella es capaz de trabajar con los actuales gestores de paz, exmiembros de las Auc para poder encontrarlos. "Yo me puedo sentar con un excombatiente guerrillero como me puedo sentar con ellos (Salvatore Mancuso y Carlos Mario Jiménez, alias 'Macaco') porque ellos tienen información que a nosotros nos sirve para encontrarlos".
Para las víctimas del conflicto armado en esta región, el perdón no significa olvido, sino una oportunidad de sanar y reconstruir lo que la violencia fragmentó.
Para las víctimas, que con voz firme y memoria viva, tengan la oportunidad de mirar a los ojos a quienes fueron los precursores de la barbarie en décadas anteriores y pedirles hablar con verdad, se convierte en el inicio de una reparación integral que les devuelva parte de lo perdido: la verdad, la justicia y la esperanza.