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Once años llevando felicidad en el aire

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25 de feb. de 2023

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El inclemente sol de la ciudad de Montería ha sido testigo de las ganas de seguir trabajando de Jaime Javier Pérez Zúñiga, un monteriano de 53 años que no se rinde, por el contrario, aprovecha las épocas del año para “rebuscarse” y llevar el sustento a casa.

Historia

Pérez, con una mirada llena de color así como sus coloridos barriletes, esos que adornan las calles de la ciudad, recuerda cuando comenzó haciendo barriletes caseros, pero “debido a la tecnología, ya los compro hechos y con diferentes motivos”, argumentó el comerciante.
Es que el mes de febrero marca la época de los barriletes, esa misma en la que los niños se entusiasman porque podrán elevarlos y disfrutar de un maravilloso panorama en el aire.
“Aprovecho cada época del año; cuando no hay tiempo de cometas vendo: frutas, comercializo productos, pero nunca me quedo con un solo negocio”, afirmó el comerciante.

Pérez, carga en la parte de adelante y atrás de su bicicleta los diferentes barriletes.

Esos que ofrece a los niños y padres de familia a las afueras de los colegios, en las calles, en los parque y demás, pero precisó que sus puntos claves son los “colegios, teniendo en cuenta que como llevo más de once años en esta labor ya me conocen y me hacen pedidos”, resaltó.
Como la historia de Jaime, hemos conocido muchas, papás que salen día a día con el objetivo de llevar el sustento a casa, sin importar que las gotas de sudor corran por sus mejillas, que las piernas no den para más e incluso, la mayoría salen de sus casas desde muy temprano sin nada en el estómago. “Yo salgo de mi casa, en el centro de Montería a las 6:00 a.m. y regreso a las 6:00 de la tarde”, puntualizó Jaime.

Siete hijos

Como comerciante, Jaime ha sacado adelante a sus siete hijos, a quienes según él “les he dado todo lo que necesitan a punto de esfuerzo y sacrificio”.

Qué el sol está fuerte, qué está lloviendo, que tengo dolor de cabeza… este no es el caso de Jaime, puesto que por más dura que parezca la realidad, siempre habrá motivos para seguir luchando, en este caso “mi familia”, finalizó diciendo mientras una gran sonrisa se reflejaba en su cara.

Todos los días, este comerciante monteriano, sale en su bicicleta a recorrer las calles con la fe intacta y con las ganas de regresar a casa con el sustento, ese con el que ha sacado adelante a su familia.