Por Ismael Guerra de la Ossa

Cifras y proyecciones recientes dan cuenta que el departamento de Sucre en números redondos tendría unos 950 mil habitantes y Sincelejo 300 mil. Esto, en términos porcentuales, significa que la capital sucreña contaría con el 31,57 % de la totalidad de la población departamental y los restantes 25 municipios sucreños el 68,43 %. Pues bien, el día que escribimos este artículo se habían registrado en el departamento de Sucre 102 homicidios este año, de los cuales 46 corresponden a Sincelejo.

Es decir, mientras en 25 municipios sucreños con el 68,43 % de la población departamental se han presentado 56 homicidios, en la capital sucreña con el solo 31,57 % de los habitantes del departamento ya han ocurrido 46 muertes violentas, lo que muestra a las claras cómo se ha disparado esta modalidad delictiva en Sincelejo para solo hablar de este delito. Sin duda, ello da una idea clara de la inseguridad que golpea a esta capital y a la cual les tienen los ojos puestos las autoridades, cosa que debemos reconocer. Sin embargo, hay hechos que extrañan y sorprenden, pues no están acordes con la gravedad de la situación.

Por ejemplo, lo que dijo el ministro de Defensa, Iván Velásquez, con respecto a una necesidad inaplazable de la población sincelejana. Nos referimos al proyecto de la Policía Metropolitana que sería una obra que indudablemente contribuiría a bajar los índices de criminalidad en Sincelejo y de contera en los otros 6 municipios sucreños que la conformarían: Sampués, Corozal, Morroa, Betulia, San Antonio de Palmito y Toluviejo.
Es que además de los mayores recursos humanos y logísticos con que se contaría, ello permitiría un trabajo más articulado en un área territorial con características similares, lo que haría posible una mayor eficacia y efectividad en el accionar policial. Pero no, el ministro Velásquez descartó de tajo la creación de la Metropolitana de Sincelejo, arguyendo que no hay recursos para ello, pues los que había los destinaron para la Metropolitana de Valledupar.

Se comprueba una vez más que a la clase política de Sucre no le pesa la cola, aun contando con una Primera Dama de la Nación, oriunda, precisamente, de Sincelejo, y quien se ha caracterizado por ser tan política como su esposo, el presidente Petro.

Pero qué le vamos
a hacer si
así somos y en
esas andamos.