28 de marzo de 2024
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Mis recuerdos con Rahomir

Por
30 de dic. de 2022

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Por José Armando Benítez Tuirán Por Valmiro Sobrino Oliveros

Recuerdo que durante la niñez los sábados no hacía falta que nos despertaran, porque muy temprano, Rahomir, Sayo y yo, nos levantábamos a ver muñequitos. Recuerdo la polvorosa (cocadas en polvo) que preparaba Mamá Dilia solo para complacernos. Recuerdo que mi hermano me enseñó a usar la imaginación. Inventaba juegos, historias y maneras de ser felices con poco.

Recuerdo que todos los primos nos hicimos Sacristán por Mamá Clara. Recuerdo que los 30 de diciembre fueron siempre especiales para nuestros amigos, todos colaboraban para celebrar el cumple de Rahomir. Recuerdo unas navidades en las que casi no llega el Niño Dios porque teníamos muchas carencias económicas. Recuerdo que los días de la infancia eran largos, inacabables, felices, extraordinariamente cargados de la magia de la despreocupación. Recuerdo que en navidades acompañábamos a Tía Elvirita mientras ella cocía. A cambio nos prestaba la casa para hacer las fiestas.

Recuerdo en la adolescencia los paseos que organizábamos a la finca de Los guacharacos, donde aparecieron los primeros tragos de aguardiente y los primeros amores. Recuerdo cuando me fui a estudiar a Barranquilla. No calculé lo duro que sería alejarme de mis padres, mis hermanos, mis amigos y mi pueblo. Recuerdo que un 30 de diciembre la tragedia nos visitó, llevándose en un absurdo accidente a Mamá Clara, Tía Edith, Tía Tere y con ellos nuestra alegría por siempre. Ese día dejé de ser
sacristán. Recuerdo cuando mi hermano vino a estudiar a Barranquilla. Volví a ser feliz. Recuerdo la alegría de mis amigos, quizás mayor que la nuestra, cuando Rahomir y yo volvíamos de vacaciones al pueblo para Semana Santa.

Recuerdo los sacrificios de mi mamá para que pudiéramos estudiar. Y las navidades tan felices con tan poco.

Recuerdo la canción Bye Bye, de Vilma Palma. La grabé en un casette en Cartagena y fue el éxito de la recocha. Recuerdo Clase de Beverly Hill's, los imitábamos para vestirnos. Recuerdo el dolor cuando se fueron el Maximito y el Ney. Recuerdo tantas aventuras que lideró mi hermano el Amarillo con nuestros amigos Los Ponchos. Recuerdo el equipo de micro, el grupo de tambores y las pernícias en el atrio y la tarima.

Recuerdo nuevamente las navidades en las que casi no llega el Niño Dios. Son las únicas navidades que recuerdo en las que todavía estábamos todos. Cuanto daría porque las navidades fueran como las de antes.

Cuánto diera porque este 30 de diciembre que mi hermano Rahomir cumple 50 años, estuviéramos todos