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<strong>Malo, pero ya se convencieron</strong>

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26 de mar. de 2023

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Por: Ismael Guerra de la Ossa

Si no fuese por lo malo que resultó para Colombia el experimento de elegir a un izquierdista para dirigir los destinos nacionales, de pronto hasta bueno ha sido que así haya ocurrido. Es que de esa manera, los 11 millones 281 mil colombianos que votaron por Petro, de los 39 millones 002 mil que estaban aptos para sufragar, es decir, solo el 28.92 %, se están convenciendo de que fue la peor decisión que pudieron tomar, sobre todo los que idolatraban a Petro desde hace décadas y lo tenían como redentor. A solo siete meses de estar ejerciendo el mandato, el presidente Petro ya tiene sumido al país en un mar de incertidumbres, caos, desesperanzas, pesimismos, de sucesos vergonzantes y en un estado de cosas que jamás nos imaginamos que iban a suceder en tan poco tiempo. La gobernabilidad está amenazada, no por la oposición, sino por los procederes nones sanctos y erráticos de su círculo más cercano, incluidos familiares y allegados. El fantasma de la corrupción que tanto atacó Petro con acerbía, mordacidad y acidez, se ha anidado en su entorno gubernamental, al punto de que son pocos, muy pocos, los que pueden alzar la cabeza sin sonrojarse y sin sentimientos de culpa.

La ética y la moral parece que son algo exótico y categorías inexistentes en el accionar de la mayoría de quienes integran el equipo de gobierno. El afán de lucro, de enriquecimiento rápido e ilícito, parece que se ha apoderado del entorno más cercano del Presidente. La decencia, de que tanto hacía alarde el entonces candidato Petro, no se ve por ningún lado del andamiaje administrativo ni de su círculo familiar. Por el contrario, lo que se nota, a leguas, en ese círculo, es un afán de aprovechar al máximo, en el menor tiempo posible y desvergonzadamente, los gajes del poder, como si los recursos que maneja el ejecutivo fuesen suyos y no sacados del bolsillo de todos los ciudadanos.

Álvaro Gómez Hurtado decía que los izquierdistas se la pasan criticando con vehemencia la corrupción, pero déjenlos manejar el presupuesto para que   vean en qué queda todo eso. Qué bueno entonces que el 28.92 % de las personas aptas para sufragar y el 22.56 % de los colombianos, hayan elegido a Petro. Así ya se dieron cuenta del error en que estaban.