27 de julio de 2022 - 8:09 AM

Madres lloran a sus hijos asesinados

Madres lloran a sus hijos asesinados

Llanto y dolor es la melodía que se escuchaba la tarde de ayer en las calles de Chochó, corregimiento de Sincelejo, ambientado por la impotencia y el quebranto de las madres que con lloro inconsolable no asimilaban la inesperada partida de sus seres queridos: Jesús David Díaz Sierra, de 18 años; Carlos Ibáñez Mercado, de 26, y José Carlos Contreras, de 20, asesinados a manos de la Policía.
“Yo estaba en la casa acompañada de mi mamá, cuando llegó mi hermano (Jesús) de parrillero en una moto conducida por uno de los jóvenes (José) asesinados. Llegó con una herida de arma de fuego en la pierna derecha, nos asustamos mucho, mi mamá me buscó su documento de identidad y me fui con él para el hospital”, explicó Sindy, hermana de Jesús David.
“Cuando llegamos al cruce estaba un retén de la Policía, ahí nos pararon, a los dos le dijeron que se tiraran boca abajo en el suelo, como yo no me quería separar de mi hermano, me empujaron. En ese momento llegó en su moto Carlos Ibáñez, él se detuvo y preguntó qué estaba pasando, pero uno de los policías me dijo que me retirara, entonces cogieron a Carlos y también le ordenaron que se tirara al suelo. Ellos no se resistieron en ningún momento, obedecieron a lo que decían. Luego dispararon al suelo, eso me asustó mucho, dos policías me agarraron por los brazos y me alejaron, logré ver cómo los pateaban en el suelo y le gritaban cosas feas. Después llegó una camioneta y muchos policías, eran demasiados, a los tres los arrastraron y los subieron a ese carro, ahí fue la última vez que los vi con vida”, relató Sindy.

Hacía una carrera
Carlos, que era mototaxista, en el momento que es detenido y conducido por la Policía, se movilizaba con un pasajera para Chochó, al ver a los amigos se detuvo.
“Él dejó la pasajera y se bajó a ver lo que sucedía con los amigos. Él era un muchacho que trabajaba juicioso en su moto, porque le estaba comprando las cosas a la muchacha con la que estaba viviendo, no era de vicios, era amigable, nunca era de estar peleando, le gustaba jugar fútbol. Lo raro es que la camioneta en la que los subieron no cogió para la vía a Sincelejo, sino que se fueron para los lados de Corozal, los llevaron fue a matarlos. A las autoridades que se pongan la mano en el corazón, porque ellos no eran sicarios, para que se los llevaran y los mataran” recalcó Luz Marina Mercado Bertel, madre de Carlos.
Sobre la herida a bala con la que llegó Jesús David a su casa, su hermana dijo lo siguiente: “Él me dijo que se había ido con José a ver practicar Stunt a la vía Las Palmas, a ese lugar llegaron policías y empezaron a disparar, una bala que rebotó en el suelo rozó a mi hermano en la rodilla, cuando se vio la sangre se asustó y le dijo al amigo que lo trajera a la casa”. Jesús David cursaba grado 11.
“Él salió a divertirse con sus amigos a hacer Stunt, cuando nos llaman más tarde que estaba muerto en una clínica en Sincelejo. Pido justicia por su muerte, mi hermano no merecía que lo mataran así, él no se metía con nadie, trabajaba en su moto y a veces en un taller de mecánica”, resaltó Griselis, hermana de José Carlos.
Con relación a las hipótesis que han surgido en relación a la muerte de los tres jóvenes, el comandante de la Policía en Sucre, coronel Carlos Correa Rodríguez manifestó, “nosotros salimos al paso. Vamos a investigar disciplinariamente en lo interno el procedimiento. De igual forma, CTI es el que lleva la investigación. Nosotros nos ajustamos a la investigación del CTI, dentro del procedimiento que hace la Policía está detallado cuál fue la secuencia”.
Entretanto, el cuerpo sin vida del patrullero Diego Felipe Ruiz Rincón, de 25 años de edad, fue reclamado ayer por sus familiares en Medicina Legal Sincelejo y trasladado a la funeraria Los Ángeles, en esta ciudad.

En el plan pistola en Sucre, que se disparó entre junio y julio de este año, deja al momento 5 muertos, 4 de ellos civiles

Sus familiares, en el barrio El Rincón, de la localidad de Suba, en Bogotá, lamentaron la violenta partida de su ser querido, un joven lleno de sueños y metas por cumplir al interior de la institución, donde no alcanzó ni a cobrar su primer sueldo, pues estaba recién graduado. Dejó una niña de 3 años de edad.
El uniformado en ese momento se encontraba merendando en la panadería, donde fue abordado por dos sicarios. Además, el uniformado no portaba chaleco antibalas, así lo demuestra un video grabado en el momento en el que es auxiliado e ingresado a una ambulancia en la que llegó sin vida a un centro asistencial.
Con el de Sampués es el ataque 16 a la fuerza pública en el departamento de Sucre, dejando 10 policías y 7 civiles heridos, situación que no preocupa solo a las autoridades policiales y militares, sino también a las personas del común, que han quedado en medio del fuego cruzado, incluso costándoles la vida como fue el caso de Ovejas donde murió el campesino Daniel José Álvarez.
Los municipios donde se han registrado los ataques, además de los ya mencionados, son: Sincelejo, San Onofre, Toluviejo, Corozal, Betulia, Chalán, San Benito, San Marcos, Majagual y Morroa, en este último detonaron de manera controlada por la Armada, un cilindro instalado en la vía.
En relación a los jóvenes que la policía se llevó vivos y luego los dejaron muerto en la clínica María Reina, en Sincelejo, tienen tiros de gracia, así lo manifestaron sus familiares. Sindy afirmó que su hermano tiene dos tiros en la cabeza y uno en la frente, todos tienen tiros en el pecho y a quemarropa, situación que abre los cuestionamientos al procedimiento policial.
Los informes de necropsia serán claves para develar detalles, incluso para individualizar las armas de dónde salieron los proyectiles que causaron sus muertes. El resultado de dicha investigación podría hasta hacer rodar cabezas en la policía y dejar a más de uno preso.

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