28 de marzo de 2024
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Macabras coincidencias

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30 de ene. de 2023

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Por: Ismael Guerra de la Ossa

Las instituciones no delinquen, quienes pueden incurrir en violaciones al Código Penal son sus integrantes y si bien esto repercute negativamente en su contra, no le es dable a nadie criminalizarlas por ello. Cuando miembros de la policía cometen actos aberrantes que mancillan el uniforme, no por ello se puede estigmatizar a toda la institución. Más bien, lo que hay que hacer es propender porque estos hechos no se vuelvan a repetir y por ello visibilizarlos para que recaiga sobre los infractores las condignas sanciones sociales y penales. Dicho esto, lo que pretendo con este escrito no es infligirle ninguna afrenta a nuestra Policía, sino simplemente referirme a dos hechos que, por su horror, conmovieron las fibras ciudadanas. Y trato de destacar, con rigor periodístico, creo yo, algunas circunstancias coincidentes. Me refiero al asesinato de Erika Cecilia Yeneris y al ominoso crimen de los jóvenes chochoanos José Carlos Arévalo, Carlos Alberto Ibáñez y Jesús David Díaz.

Las víctimas son sucreñas y, además, oriundas de un mismo municipio: Sincelejo. A los cuatro los mataron salvajemente. A Erika Cecilia la desmembraron y luego su victimario cortó su cuerpo en más de 50 pedazos que fueron tirados por el asesino a lo largo de una carretera. A los jóvenes chochoanos los acribillaron sin compasión con tiros a quemarropa en el platón de una camioneta. Los perpetradores de estos horripilantes crímenes, Joaquín Aldana y Benjamín Núñez, eran altos oficiales de la policía. Ambos desempeñaban los mismos cargos: Aldana, comandante Operativo de la Policía en el Tolima y Núñez, comandante Operativo de la Policía en Sucre. Aldana y Núñez ostentaban casi el mismo grado: Aldana, coronel, y Núñez, teniente coronel. A los dos les imputaron un cargo en común: homicidio agravado. A Aldana y Núñez los enviaron inicialmente los jueces para la misma cárcel: La Picota en Bogotá. Luego a Aldana y Núñez los mandó el Inpec por orden judicial para la misma ciudad: Ibagué (Tolima). A Aldana para que termine de pagar en su casa los 20 años de prisión que le faltan y a Núñez para que estuviese donde él quería: la cárcel Coiba Picaleña de Ibagué. Sin embargo, después lo trasladaron para la de La Dorada (Caldas). “Macabras coincidencias”, como dijo El Gordo García, condenado por la masacre de Macayepo, cuando afloraron en su proceso hechos concordantes que lo incriminaron.