19 de abril de 2024
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Los mortales "inmortales"

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6 de mar. de 2023

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Por Jorge Dávila-Pestana Vergara:

El imponente edificio neoclásico del Instituto de Francia, abrió las puertas de la prestigiosa Academia Francesa de la Lengua, para acoger en un rito centenario a Mario Vargas Llosa. El recibo se llevó a cabo lleno del boato y majestuosidad que siempre imprimen los franceses a sus ceremonias.

A instancias del Cardenal Richelieu fue creada en 1635 por Luis XIII. En la actualidad, la institución compuesta por 40 miembros, continúa su misión de velar y mantener, con el máximo celo, el idioma francés y es el jefe estado de Francia, su protector per se.

Es tanta la importancia que tienen los "inmortales" como se les denomina, que en ceremonias oficiales, ocupan sitiales con rangos superiores a los ministros del gabinete. Ingresar en ella, es cubrirse de la gloria de Francia.

La consagración suprema del peruano más universal, trajo una serie de excepciones muy difíciles que se repitan. Es el primer escritor en lengua española que ingresa a la academia y a quien le han hecho la singularidad de admitirlo con 86 años, cuando los reglamentos exigen una edad máxima de 75.
En el ensayo de recibo, "Un bárbaro en París", destacó la pasión y admiración por la literatura francesa, y la que siempre ha sentido por Gustave Flaubert, y su libro Madame Bovary.

Esta novela y otras del mismo autor, marcaron el derrotero de su escritura.
Paradojas de la vida. A pesar de que Flaubert, es tal vez el más importante escritor del siglo XIX, como lo afirmó Vargas Llosa en su discurso, nunca ingresó al parnaso de la Academia, como tampoco llegaron a ella, Diderot, Stendhal, Moliere, Balzac, Proust y Baudelaire.

Y a Voltaire y Víctor Hugo les tocó hacer lo indecible, para ser convidados a su seno. Ante estas injusticias cometidas por la Academia a través del tiempo, Ludovic Halévy quien infructuosamente candidatizó 24 veces a Émile Zola, expresó: "Algunos académicos son gente de talento; otros, no. Estos últimos merecen respeto porque, sin tenerlo, consiguieron ingresar." Estas equivocaciones dieron base a que se acuñara la expresión del "sillón 41" para los grandes ignorados.

El sillón 18, del cual ha tomado posesión el recipiendario, fue ocupado en el siglo XIX por Alexis de Tocqueville, autor de "La democracia en América", un análisis del sistema democrático estadounidense. ¿Esta coincidencia, lo impulsará a escribir y afianzar su teoría literaria, que la novela salvará la democracia?
La referencia que el Nobel de Literatura 2010, hizo en la disertación sobre el "inmortal" Paul Valery, me trajo a la memoria la reflexión lapidaria conque definió el filósofo francés a sus colegas académicos: "Somos lo que creemos ser, y lo que los demás creen que somos, y ni nosotros ni nadie puede decir con exactitud qué es".

La consagración suprema del peruano más universal, trajo una serie de excepciones muy difíciles que
se repitan.