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Los Milagros Eucarísticos

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28 de abr. de 2023

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Por: Selma Samur de Heenan

Hemos venido afirmando que el cuerpo y la sangre de Jesucristo se encuentran en cada hostia y, por consiguiente, podemos definir a los Milagros Eucarísticos como intervenciones prodigiosas de Dios que tienen como fin confirmar la fe en esa presencia real del Señor en la Eucaristía. La doctrina católica reconoce que es a partir de las palabras de consagración pronunciadas por el sacerdote: “Este es mi cuerpo,” “Esta es mi sangre,” cuando la sustancia del pan se convierte en cuerpo de Cristo y la sustancia del vino en su sangre. Esta portentosa transformación es el fenómeno que denominamos la transustanciación, es decir, el cambio de una sustancia por otra, porque del pan y del vino solamente quedan las apariencias o especies, pero su verdadera realidad es de carácter divino.
De manera práctica y general, al hablar de un Milagro Eucarístico, estamos diciendo que una hostia ha revelado la presencia viva de Jesús, o ha pasado de verse como un simple pan y ha develado su intrínseca naturaleza, bien sea de su carne o su sangre o de ambas. El joven Beato Carlo Acutis realizo una excelente recopilación de estos regalos celestiales ocurridos en distintas partes del mundo, y en ella nos presenta un resumen por países, así: Alemania en nueve ciudades; en Argentina, Austria, Bélgica en siete ciudades; Croacia, Egipto, Francia en doce ciudades; India, Isla Martinica, Isla de la Reunión; Italia en treinta ciudades, siendo el primer país en número de Milagros Eucarísticos. También están en esa lista México, Países Bajos, Perú, Polonia, Portugal, Suiza, Venezuela y España, siendo el segundo país en tener mayor número de manifestaciones con diecinueve ciudades. Colombia, en las costas de Tumaco, no ha sido la excepción.
El registro más antiguo, ampliamente documentado, data del año 750 y sucedió en Lanciano en Italia, cuando un monje llamado Basilio durante una misa, en el momento de pronunciar las palabras de consagración lo hizo con dudas en su alma, y su gran sorpresa fue ver que el pan se transformó en carne viva y el vino en sangre, formándose luego cinco coágulos de distintos tamaños y formas, pero de igual peso, individual o en conjunto, es decir, que cada uno pesa 15,18 gramos, y al juntar dos, tres o todos ellos, el peso sigue siendo el mismo, como si estuviera uno solo. Han sido muchas las investigaciones realizadas y en todas ellas se confirma lo sobrenatural e inexplicable para la ciencia de este prodigio, que hoy puede ser observado por todos porque el Milagro se mantiene intacto aun sin contener elementos químicos que lo preserve.