Por José Armando Benítez Tuirán

Una semana de bloqueos entre la Costa Caribe y Antioquia fue necesaria para que el Gobierno Nacional le prestara la atención que merece el gran problema de los mojaneros con las inundaciones, que hartos de mentiras, promesas, rumores e incumplimientos, tuvieron que ir a las vías de hecho para poder ser escuchados.

Una de las cosas que queda clara es que el actual gobierno no es para nada culpable de la difícil situación que hay hoy en la Mojana. Dicho esto, también podemos decir que sí es responsable de no cumplir pactos con estas comunidades. El más importante, el inicio de las obras que habrían prometido para mitad del mes de diciembre del año anterior, con relación al cierre de Care Gato.

También deja desabastecimiento de productos, falta de gas en el Urabá, transportistas cabreados, pasajeros explotados y al parecer mototaxistas (de Buenavista y La Apartada) felices porque les llegó la Navidad en enero. Pero deja en el ambiente este paro, una sensación, que ya se está volviendo costumbre en el gobierno: la de la ambigüedad, la de la falta de claridad y la de poca seriedad de funcionarios, que mienten a la cara por tal de salir airosos del paso. Aunque después, les toque retractarse. Nos deja entonces, un aire de improvisación generalizada ante los problemas nacionales, algo negativo para una administración llegada a forjar un cambio para el país.

Esta semana de paro deja la primera victoria de la calle sobre el gobierno Petro aquí en la sabana. Una ración de su propia medicina para quien llegó a la Casa de Nariño a base de saber explotar la protesta social.

Este paro deja a los mojaneros contentos, conscientes de que lo que siempre ha faltado ha sido voluntad de un gobierno indolente. Muchos habitantes de la región votaron por el cambio, esperanzados también en que la cercanía del primer mandatario y de la primera dama serían garantía para una zona olvidada. De momento se han encontrado con más de lo mismo.

Este paro deja al partido de gobierno y al mismo Petro, una nueva enseñanza: que con las armas que pegaste también te las pegan.