Por Guillermo Santos C.

Lo que se conoce como inteligencia artificial (IA) son sistemas que, recibiendo datos y analizándolos, pueden simular la inteligencia humana, como el poder aprender, resolver problemas, tener la percepción de las cosas y, de forma más limitada, tener creatividad e inteligencia social.

Esta tecnología, que se está imponiendo en el mundo, en especial en EE. UU., donde en 2022 se invirtieron 47,4 billones de dólares, 3,5 veces más de lo que invirtió China, va a cambiar muchas cosas: cómo vivimos, cómo trabajamos y cómo se van a manejar las empresas. No todo es oro, ya que la privacidad de las personas, la validez de la información obtenida se empezaron a discutir.

Algo para tener muy en cuenta, especialmente en las empresas, es que los riesgos de la seguridad digital van a aumentar, gracias a la IA. Van a aparecer nuevas amenazas de penetración a los sistemas digitales para poder ser hackeados con la IA, tal como el robo de identidades y de información falsa, pero tan bien elaborada, que podría convencer a las personas.

Las empresas van a tener que fortalecer sus escudos contra los delincuentes digitales, implementar procedimientos para evitar que algunos procesos puedan ser violados, en beneficio de los 'hackers' de sombrero negro, y entrenar a sus empleados para detectar ataques de ingeniería social. Es decir, de ser manipulados para extraerles información que permita una penetración de los delincuentes.

Bill Gates predijo en una de sus columnas que muchos empleos van a ser asumidos por sistemas de IA, generando desempleo, lo que se debe tener en cuenta para buscar la forma de ayudar a la gente.
Lo bueno es que la IA reflejada en chatbots, como por ejemplo ChatGPT, puede ser útil para resolver preguntas y para que las empresas les saquen más jugo a sus datos y, a la vez, mejorar sus productos, así como la atención a sus clientes y abrir nuevas líneas de negocio. Ya veremos cómo nos va a afectar la IA y cómo se van a paliar los riesgos de seguridad y privacidad que puede traer.