Por Bibiana Cabarcas

Recojo el sentir de muchos que, aún votando por el actual mandatario, se sienten defraudados ya que se hizo elegir bajo la premisa del cambio, y ha resultado igual a los demás mandatarios que tanto criticó, sus alianzas non sanctas y rodeado de ministros que parecen ser activistas de redes sociales y no funcionarios idóneos y capaces.

Con las actuales reformas se comienzan a evidenciar serias fracturas dentro del pacto, en donde sus propios ministros y el presidente del congreso las descalifican al igual que a las cabezas de las carteras como la de salud, trabajo y minas entre otras.

Pero existen algunas falacias que maneja el actual gobierno como discurso repetitivo y que se deben aclarar, como que el neoliberalismo trajo la guerra, el Covid, el hambre, la crisis climática y la desigualdad; no es cierto, ya que la libertad de mercados es lo que ha hecho posible el desarrollo económico de muchos países y está en la libertad que tiene cada individuo para generar su propia riqueza, su emprendimiento; caso contrario de lo que ocurre en modelos económicos como Cuba y Venezuela en donde el estado maneja todo y solo han traído para sus ciudadanos hambre y miseria.

También nos quieren vender la idea que la salud en Colombia es la peor del mundo y está en crisis, sin tener en cuenta que el sistema contributivo en la actualidad atiende a más de veinticuatro millones de personas y el régimen subsidiado a veinticuatro millones setecientos cuarenta y seis mil personas, dando una cobertura de más del noventa y nueve por ciento de la población, en donde tanto los de estratos altos, medios y bajos se atiende en la misma red de hospitales y clínicas, y no solo se atienden a los "privilegiados" como erróneamente expresó la vicepresidente Francia Márquez.

Igualmente ataca a los fondos de pensiones, principalmente a los fondos privados, en donde están depositados los ahorros de millones de colombianos que, trabajando durante toda su vida, esperan tener una vejez digna, ya que quiere echarle mano a estos ahorros que no son del estado, para repartirlos en bonos pensionales a quienes nunca han aportado a dichos fondos, creando una expropiación a los ahorros de trabajadores, atentando contra el derecho a pensionarse.

Prometió que la reforma tributaria solo afectaría a los cuatro mil más ricos de Colombia, pero tal y como lo estamos padeciendo, sus descabelladas propuestas económicas nos están llevando a una inflación no vista en los últimos veinte años, a la fuga de inversionistas tanto nacionales como extranjeros, a la disparada del dólar y a que la plata alcance cada vez menos.
Y solo llevamos seis meses.

Un congreso responsable con el pueblo que los eligió y que atienda a sus intereses y no a los propios será de gran importancia y el muro de contención a desbarranco que le espera a los colombianos.