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Las amenazas a la información

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30 de abr. de 2023

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Por Víctor Solano

El periodismo enfrenta amenazas que cuando las recibe, la amenazada es la información y una sociedad desinformada pone en riesgo su democracia.

Cuando escuchamos la expresión "amenazas a la prensa" por lo general pensamos en panfletos o llamadas a los periodistas por parte de los violentos, pero aquí hablamos de riesgos que sitian a este oficio. Así lo revela una encuesta realizada por Cifras & Conceptos para organizaciones como CPB, Flip, Fundación Gabo, Fundación Friedrich Ebert, Asociación de Medios de Información (AMI), Asomedios y Fecolper.

El 29 % afirma que no ha mejorado la seguridad en el último año. Un 24 % señala el hackeo a sitios web o el robo de información periodística, 23 % ha sido víctima de amenazas por Internet y 8 % denuncia agresiones físicas. Las agresiones de grupos al margen de la ley y de la fuerza pública contra los periodistas aumentaron 16 % en 2023.

Una autocrítica muy interesante: El error más grave es publicar información por intereses políticos o comerciales (42 %). O hacer lo contrario, es decir, no publicar o abstenerse de hacerlo precisamente por los mismos intereses, según el 18 %. Otra presión es retirar la pauta publicitaria de los medios lo que en muchos casos se convierte en el imperio de la autocensura. El 31 % confirma que esto ha ocurrido en el último año con la pauta departamental o municipal.

Tampoco ha mejorado para el 31 %, el acceso a la información pública. Al 36 % le exigieron revelar cuál era el propósito de la información para entregarla; al 30 % se la negaron sin ninguna explicación.
Y finalmente, están las amenazas que provienen de los mismos medios hacia el oficio. El 48 % señala que en el último año conoció casos de periodistas que modificaron su posición editorial a cambio de pauta. De igual manera, otro grave error de los periodistas (21 %) es publicar titulares engañosos o sensacionalistas para ganar audiencias y clics.
El panorama no es halagüeño. Si al periodismo le va mal corre peligro la democracia porque la desinformación es el caldo de cultivo para el caos. Mientras tanto, quienes podamos informar u opinar sin temor a las mordazas de los poderes locales o de los clanes regionales; de sus movidas sucias o a las balas de sus armas sin registro, debemos procurar un ejercicio ceñido a la ética y al verdadero poder que debemos servir: La ciudadanía.