8 de mayo de 2024
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La vida oculta de Jesús

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3 de mar. de 2023

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Por Selma Samur de Heenan

El título de esta columna, si es leído a la ligera, puede llevar a un equívoco, confusión o interrogante, ¿cómo así que Jesús tuvo una vida oculta, si Él es la luz del mundo?

Tradicionalmente, se le ha dado ese calificativo a los primeros treinta años de su vida, porque salvo muy pocas excepciones, los acontecimientos de este lapso no están contenidos dentro de los textos bíblicos y, por consiguiente, no se tiene una certeza de todo lo que aconteció en el Santo hogar de Nazaret.

Un suceso importante que si conocemos, es aquel que se presentó cuando Jesús tenía doce años y sus padres fueron a Jerusalén para la fiesta de la Pascua, como era costumbre. Estando ya de regreso, Jesús se quedó en Jerusalén, sin que José y María se dieran cuenta porque ellos suponían que Él iba en la caravana.

Al cabo de tres días, al fin lo hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, conversando con ellos. Nos dice el Evangelio que todos estaban admirados de su sabiduría, sin embargo, no detalla las palabras exactas del joven Jesús, para dimensionar el gran impacto positivo o negativo que pudo haber ejercido entre esos personajes que ostentaban ser los poseedores de la verdad.

Sobre la infancia y juventud del Mesías, la mística italiana María Valtorta (1.897 – 1.961) dentro de su obra "El Evangelio, como me ha sido revelado" nos narra unos apartes, que nos reafirman lo que San Lucas escribe: Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres. Ella relata la manera sencilla, humilde, pero sobrenatural en la que la Sagrada Familia vivió, acompañados por Dios y sus señales milagrosas, pero realizando el trabajo ordinario de hombres llenos de amor que cumplían a cabalidad la divina voluntad.

Jesús conocía su misión perfectamente, sabía lo que debía vivir y padecer, por eso se tomó el tiempo necesario para hacerlo. Treinta años de preparación silenciosa son una muestra de la paciente espera que vivió para posteriormente pasar a la etapa de vida pública, en los cuales pudo culminar el propósito para el cual se hizo hombre y que, si Dios lo permite, enunciaremos en las próximas semanas.
Cada uno de los treinta y tres años de Jesús en la tierra, es igual de importante, porque ese fue el plan de Dios. Su vida oculta, independientemente del poco conocimiento que tengamos de ella, cimentó las bases para su entrega en la Cruz.