26 de abril de 2024
Tendencias

© 2023 El Meridiano.

La juventud en las garras de la delincuencia

Por
1 de dic. de 2022

Compartir con:

thumbnail

Por José Armando Benítez Tuirán

La noticia en el pueblo fue: "Mataron a dos muchachos del pueblo: uno de los Páez y otro de los Aguirre. La noticia a nivel departamental fue: "Atracaron un local en Planeta Rica, los obligaron a confesar y luego los mataron". La noticia regional fue: "Asesinados dos presuntos atracadores". La noticia nacional, no apareció, al menos en los diarios más influyentes.

De esta manera, se diluye en este país el ajusticiamiento o más bien dicho: la pena de muerte, impuesta a dos jóvenes que habían delinquido. Es evidente que a medida que se va ampliando el escenario, los hechos se van impersonalizando, la tragedia se hace más lejana, hasta que la muerte de dos muchachos, termina convirtiéndose en un simple número, en una cifra más para adherir a las estadísticas policiales.
Y es que en el país que se quiere convertir en la nueva potencia de la vida, la vida -como dice la popular ranchera- no vale nada. Y no lo digo solo porque les hayan quitado la vida a dos muchachos por unos anillos y $200 mil, lo digo también, porque antes que eso ocurriera, en las redes sociales, la gente del común ya los había sentenciado.

Circuló un video en el que se ve cuando dos jóvenes (que serían los asesinados) cometen un atraco. Pues allí, la gran mayoría de los comentarios son a favor de que les cobren con sus vidas. Sin darnos cuenta, cuando reaccionamos de esta manera, estamos condenando a pena de muerte.

Es verdad que ante la impotencia cuando sufres un atraco, piensas con el dolor y deseas lo peor a los delincuentes. Es la ancestral ley del ojo por ojo. Si la ponemos en práctica tendremos una sociedad de tuertos y ciegos.

Algo estamos haciendo mal como sociedad, cuando nuestros jóvenes parecen sentir fascinación por la delincuencia, lo torcido y lo que ellos creen que es plata fácil.

Hay que hacer un ejercicio a nivel familiar con nuestros muchachos. Tenemos que hacerles entender que sus vidas son tan valiosas que no tienen precio. Hay que crear oportunidades laborales atractivas para que ningún joven se sienta tentado a delinquir.

Ojalá el gobierno nacional en su propósito de la llamada paz total, ponga la mirada en Córdoba, especialmente en el San Jorge, para intentar acabar con esta ola de muertes que nos está azotando.

Al gobierno departamental le preguntamos ¿Hay algún programa que se dedique a rescatar a los jóvenes de las garras de la delincuencia?