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¿La justica cojea, llega o se queda en el camino?

’A una mujer no se le toca ni con el pétalo de una flor’. Así decían nuestros abuelos para referirse al respeto que debía sentir el hombre hacía la mujer.
Ese mismo respeto, que, con el pasar del tiempo, para algunos se quedó en el baúl de los recuerdos, porque penosamente a las mujeres le hacen cosas aterradoras hasta el punto de acabar con su existencia, sin sentir un mínimo remordimiento.
Su familia queda rodeada del velo del sufrimiento y no es capaz de pronunciar el nombre del ser que le arrebataron, sin que se quebrante su voz, mientras que de sus ojos salen lágrimas de impotencia.
En algunos casos la justicia ha actuado, pero la familia de las víctimas considera que el castigo no es suficiente y es allí donde se preguntan: ¿hay severidad a la hora de juzgar delitos como el homicidio o feminicidio? O en el peor de los casos, los responsables se burlan de la ley.
La familia de Leidys del Socorro Peña Pérez, dice vivir la indiferencia de la justicia, porque no hay capturados
Leidys fue degollada la noche del 4 de octubre de 2020 en el barrio Mochila. Su primo Miguel Ángel Ortiz Bermúdez fue el señalado de haberla asesinado y todo indica que estaba obsesionado con ella, lo que desde un primer momento se convirtió en un feminicidio. Él estuvo privado de la libertad, pero en mayo de 2021 quedó en libertad por vencimiento de términos.
“Cuando nos enteramos que había quedado en libertad nos dirigimos a la Fiscalía para que nos apoyaran porque sentimos que era injusto, que una persona que estaba plenamente identificada y con las evidencias de haber sido el asesino, terminara gozando de libertad, después de haber asesinado a una mujer de una forma cruel”, son las palabras de rechazo de Eliana Paola, hermana de Leidys.
Narró Eliana que el hombre habría escapado, después de recobrar la libertad y hasta su abogado defensor renunció al caso, porque le perdió el rastro.
La familia de Leidys dice no entender como un juez, teniendo las pruebas para condenarlo por feminicidio, lo deje lejos del alcance de la justicia, a la que Eliana califica como una justicia ciega y viciada que ha puesto de moda los mal llamados vencimientos de término.
En el barrio Bitar, la familia se lamenta y se niega a aceptar que de la justicia no queda nada y es doloroso para ellos, que el nombre de Leidys termine impregnado en el libro de la impunidad.
Otro caso que estremeció al género femenino fue el feminicidio de Bertha Cecilia Escobar Romero, este es el más reciente. Ella falleció el 20 de julio de este año, en una clínica en Barranquilla, luego de que al parecer su excompañero sentimental José Romero Lozano le rociara Varsol y le prendiera fuego de la manera más cobarde.
El sindicado también estuvo hospitalizado por quemaduras en las manos, pero recobró su libertad, por falta de pruebas, informaron los seres queridos de Bertha Cecilia. Se pudo apreciar una decepción entre ellos, al considerar que como ven las cosas, el responsable no pagará por lo que hizo.
A la familia de Bertha y a la de Leidys las une la sed de justicia.
Luz Romero Bertel, mamá de Bertha, narró que nadie merece morir de una manera tan caótica. Al mismo tiempo describió a Bertha como una mujer emprendedora y alegre. Nunca imaginó que el hombre que tanto amó su hija, fuera su verdugo.
“José Romero quedó libre por falta de pruebas. Él no debe estar libre, nosotros pedimos justicia por lo que hizo”, exigió Luz Romero, desde su vivienda en el barrio El Edén, sur de Sincelejo.
Por último, traemos un caso que fue muy sonado por la magnitud de los hechos, el dolor y repudio que representó y que la gente recuerda como si fuera ayer, después de haber pasado 13 años. Se trata del asesinato de Lía Nasser Gaviria, una joven abogada que desapareció el 29 de mayo de 2009 y después fue encontrada sepultada.
En este caso, aunque hubo una condena a su asesino, Eduardo de la Ossa Contreras, la familia de Lía, no se conforma con los años que pagó en prisión, ya que a él no lo cobijó la ley que se aplica por feminicidio. Además, este, al parecer ya goza de libertad condicional, porque fue condenado por homicidio simple.
“Este es un tema que no tiene descripción, fue un episodio bastante penoso para la familia, en especial para la sociedad, ya que nunca se había visto algo así como el modo en que fue asesinada mi hermana y más en un municipio como Sincelejo. Indudablemente nos dolió mucho, nos sigue doliendo. Lía dejó una hija, que en ese momento tenía 5 años de edad”, contó Zamir Nasser, hermano de Lía.
En ese mismo año, pero el 6 de septiembre, se conoció de la trágica muerte de la sincelejana Erika Cecilia Yeneris. Fue asesinada por su esposo, el coronel Joaquín Enrique Aldana Ortiz. Según labores investigativas se deshizo del cadáver, después de cortarlo en más de 50 pedazos y tirarlo por unos 22 kilómetros de vía a las afueras de Ibagué, localidad donde fue asesinada la sincelejana. Él sigue en prisión, en La Picota, en Bogotá.