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La gente en la calle

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23 de feb. de 2023

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Por Fernando Negrete Montes

Las ciudades que siguieron el modo de producción capitalista y la economía de mercado en el siglo XX, se convirtieron en las grandes metrópolis del mundo y crecieron guiadas por la teoría de la libre asignación de recursos, es decir, debían crecer hasta donde su territorio lo hiciera posible sin que el Estado interviniera, enfoque de la libre competencia en el terreno espacial.

Este crecimiento generó crisis de comunicaciones y a pesar de la dotación de sistema masivos de transporte, la descentralización de las actividades administrativas, productivas, académicas, deportivas y comerciales, ofreciendo en un solo sitio una amalgama de bienes y servicios, la congestión fue el pan de cada día en ciudades como México, Sao Paulo, Bogotá, que hoy viven eternos trancones, inseguridad, contaminación.

Este sistema de vida tuvo su impacto en las generaciones de los últimos 70 años que pasaron de lo rural al urbano impulsada por planes de desarrollo como "las cuatro estrategias", uno de cuyos pilares fue el éxodo del campo a la ciudad y en el caso de Colombia, un número importante de grandes ciudades se asoma junto a medianas y pequeñas que concentran población y sus consabidos problemas.
Ahora, mientras la macrocefalia urbana empieza a ser superada en las ciudades europeas y norteamericanas, a través de los sistemas de información: compras y ventas virtuales, el uso de la bicicleta como medio de transporte, el voto electrónico o por correo y la vivienda como medio de trabajo y la calle va quedando como lugar de recreación y esparcimiento, en América latina hace carrera como política, que la gente "viva" en la calle

¿Será que los países se desarrollan con la gente protestando o trabajando? Hasta donde lo demuestra la evidencia empírica y uno de los fundadores de las ideas socialistas: "El trabajo es la fuente de toda riqueza al igual que la naturaleza que provee los recursos que el hombre convierte en riqueza". Como anillo al dedo no solo para el tema del hombre en la calle, sino respecto al uso de los recursos naturales.
Como decía un profesor de política económica: "No se ponga a inventar lo que ya está inventado". Mas bien hagamos réplica de lo que dijo un joven sobre las manifestaciones del 14 y 15 de febrero: "Nosotros los jóvenes lo que queremos es estudiar, trabajar y llevar comida a la casa".