- OPINIÓN
- No Comment
La era Petro
Después de una larga y controversial carrera política, alternada entre la subversión y la legalidad, Gustavo Petro Urrego se posesiona esta tarde como nuevo presidente de la República.
Se sabe que sus primeros pasos en la política los dio como personero y concejal de Zipaquirá, agregado diplomático en Bruselas, representante en la Cámara por Bogotá, senador y alcalde de la capital. Y, por supuesto, miembro del movimiento guerrillero M19, llamado así en alusión al 19 de abril de 1970, por coincidencia, fecha de su nacimiento en 1960. Aspiró a la Presidencia en 2010, cuando resultó ganador Juan Manuel Santos. En 2018 fue derrotado por Duque, y elegido este año, al obtener más de once millones de votos seguidos del sorpresivo Rodolfo Hernández, un polémico exalcalde de Bucaramanga.
Se posesiona en medio de grandes expectativas, tal vez las más significativas de cuantas surgen cada cuatro años, puesto que representa en nuestra historia republicana un inédito giro hacia la izquierda, en contraste con los anteriores gobiernos, algunos conservadores y otros de apenas un moderado corte liberal, que se sucedieron sin mayores sobresaltos, como en un relativo continuismo dentro del ‘establecimiento’, diferente a lo que sucedería si los cambios que se anunciaban en la reciente campaña, con el facilismo de los discursos de oposición destinados a explotar el natural desgaste del poder, no le ceden el paso al pragmatismo propio de su ejercicio, cuando se empieza a pensar con moderación, ante la dramática evidencia de la imposibilidad de resolver los problemas que enfrenta un país con tantos elementos en contra, así como, al parecer, lo están entendiendo ahora los apresurados y fantasiosos preministros.
Moderación que se vislumbra, además, por el llamado a fuerzas políticas adversas para participar en el gabinete ministerial, en recompensa de los favores electorales recibidos, lo que ya ha sido cuestionado por los más visibles dirigentes del partido triunfante, pero que, paradójicamente, trasmite una relativa tranquilidad en los sectores que han expresado temor por el triunfo de una opción política ahora no muy coherente por la concurrencia de los partidos que corrieron a declararse de Gobierno aún sin conocer el texto de los polémicos proyectos de ley y de reforma constitucional que serán presentados a consideración del Congreso, a pesar de lo cual, ya comenzaron a romper el unanimismo con el asunto de la elección del contralor, preludio de otras discrepancias.
Son, pues, muchas las incógnitas que se asoman a nuestro confuso panorama político. Ojalá que pronto empiecen a despejarse en favor de un sistema democrático, que, como el que hoy termina, privilegie el énfasis en lo social, sin mayores alarmas.
NOTA: Aquí en Sucre y especialmente en Sincelejo, debemos estar seguros de la mirada que la primera dama, Verónica Alcocer, le dará a su terruño.
NOTA: A propósito de adhesiones recordemos que para armar mayorías en el Congreso, el presidente Olaya Herrera consiguió los votos de algunos conservadores, a quienes sus copartidarios calificaron de traidores. Todos cumplieron el compromiso de votar lo acordado, y entonces Olaya anotó: ¡qué traidores tan leales!
