Son múltiples los ejemplos de elefantes blancos que caminan por los municipios de Córdoba y Sucre en los últimos años. Sin embargo, causa curiosidad el silencio con el que los organismos de control en ambos departamentos se han convertido en cómplices de miles de millones malversados en diferentes proyectos, que hoy cumplen cinco, diez, y hasta más años de estar en supuesta ejecución sin que se tomen acciones en contra de los responsables de estos presuntos hechos de corrupción que pululan en dos territorios en donde las necesidades de sus habitantes son diversas. No es posible que entidades como las contralorías departamentales y las gerencias de la nacional, al igual que las procuradurías regionales y provinciales en el marco de sus competencias, asuman con responsabilidad las investigaciones que lleven no solo a castigar a los culpables de las obras inconclusas, sino que esas puedan ser llevadas a feliz término. Lo que acontece con las vías Las Tablitas-San Marcos, al igual que con el tramo Sincé-Granada-Buenavista, en Sucre, son dos botones de muestra de la desidia de los organismos de control. Y ni hablar de los acueductos regionales en Córdoba. Todos unos monumentos a la corrupción.
¿Hasta cuándo el silencio de los organismos de control?

En Córdoba y Sucre pasa de todo, pero con los organismos de control de estas regiones no pasa nada.

Autor: El Meridiano.