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La cumbre bogotana

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28 de abr. de 2023

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Por Miguel Mercado Vergara

Debo confesar que soy un acérrimo defensor de la institucionalidad. Creo que la fortaleza de la democracia está directamente atada al funcionamiento de todo el engranaje institucional. Creo, así mismo, en el Estado Social de Derecho como sostén del inmenso andamiaje que posibilita la convivencia pacífica de la sociedad. Pero aquí, o en cualquier lugar de la tierra, resulta iluso pretender que se pueda alcanzar esa convivencia en medio de la guerra que genera violencia y tanto derramamiento de sangre.

Estimo que la cumbre bogotana está inspirada en los propósitos que tiene Colombia de alcanzar la paz en su territorio por lo que su suerte hoy traspasa nuestras fronteras por la inocultable realidad de que uno de los actores que protagonizan la guerra que vivimos, que lo es el ELN, tiene raíces echadas en Venezuela de ahí que éste país aproveche esa circunstancia para posicionarse para jugar como actor de primera mano.

Para nadie es un secreto el dominio de Maduro sobre el ELN. Su astucia consiste en aprovechar el afán que tiene el presidente Petro de buscar la paz en Colombia y entonces se vale de una cumbre de dimensiones internacionales como la celebrada en Bogotá para apoyar esas aspiraciones de pacificación y reclama a su vez que los Estados Unidos le quiten de encima el peso de las medidas o sanciones económicas que le han impuesto a Venezuela, además que liberen a Alex Saab el colombo-venezolano reo de la justicia norteamericana.

Pero como el tema es de dando y dando se convino en esa cumbre establecer un cronograma electoral que lleve a la celebración de elecciones libres, justas y transparentes en el hermano país donde hayan garantías y seguridad para las huestes oposicionistas al régimen de Maduro.

De manera que todo ese panorama sobre el que gravita la realidad de Colombia y Venezuela reclama sensatez y buen juicio para poder superar esos escollos que inciden negativa y gravemente en la suerte de ambas naciones que merecen un mejor destino. Todas esas disputas de orden ideológico-político que en los últimos años ha dominado el escenario de ambos países no ha traído sino perjuicios de honda incidencia en nuestras economías que serían florecientes de desaparecer las inútiles confrontaciones.