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La cultura ciudadana

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13 de mar. de 2023

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Por: Lewis Pereira González.

La cultura ciudadana se refiere a un conjunto de factores de gran interés para todos en la medida en que llega a incluir diez (10) componentes que van desde la cultura de la legalidad, pasando por el urbanismo hasta el denominado capital social. No se relaciona solamente con el comportamiento cívico o la formación ciudadana, sino que llega a incluir factores dentro de los cuales se encuentran casi todos los indicadores de bienestar social y cultural. Por cierto, esto último es la forma moderna de hablar del desarrollo, se dice que las naciones marchan hacia su bienestar social máximo y no hacia su desarrollo, que mejora varios de sus indicadores (muchos de los cuales pertenecen al ámbito de la cultura ciudadana) y no que se dedica a montar industrias de alta tecnología, por poner tan solo un caso. El capital social, por ejemplo, es fundamental porque mide tres (3) indicadores básicos que son la confianza en el otro, los sentimientos de solidaridad y la preocupación genuina por los bienes comunes. Se lee muy rápido, pero hay que ver lo que cuesta crearlos. Se trata de algo que se mide a nivel internacional y en lo cual los países europeos, junto con Japón y la Chica, entre otros, nos llevan mucha ventaja.

No quiere decir que dichos factores sean la causa de la realización colectiva, sino que la acompañan, o para decirlo de mejor manera, que su avance debe marchar al lado del progreso de los indicadores económicos y de eficiencia del Estado o la mejora en la cultura política; por lo demás la cultura ciudadana se vincula estrechamente a la cultura política. Tampoco quiere decir que se trate de algo exclusivo del mundo occidental, de las grandes ciudades o de lo que nosotros podríamos entender como las grandes civilizaciones, muchas comunidades campesinas y comunidades indígenas, poseen altas cantidades de capital social; casi todas entienden a los demás y a la naturaleza como sus hermanos o como entidades que merecen respeto, por lo que confían entre sí, tienen elevados sentimientos de solidaridad y respeto a los bienes comunes, es decir, no se trata de algo que esté necesariamente vinculado a la sociedad industrial. El dato sirve para recordar que mucho del comportamiento ciudadano que resulta problemático se debe más a la desorganización que se produce en el encuentro de la población con el tipo de ciudades que imperan en América Latina que con los genuinos valores de muchas comunidades rurales. En este campo tenemos mucha reserva de valores que podríamos aprovechar para nuestro beneficio.